sábado, 28 de julio de 2012

MUERTOS: Murieron con las botas puestas


Restos arqueológicos del Museo de Sitio de Teotihuacán (México).
Foto: Carmen del Puerto.

Ignoro si a los de la foto los enterraron vivos, como era costumbre en los sacrificios humanos de muchas culturas americanas (ver entradas anteriores de este blog). Pero seguro que no se plantearon dejarles las botas. Raoul Walsh sí lo hizo en 1941 con el General Custer (alias Errol Flynn) y los 600 soldados del Séptimo de Caballería, que murieron en Little Big Horn, a manos los 6.000 indios sioux y cheyenes liderados por Caballo Loco y Toro Sentado, más americanos que aquellos. Una épica película de un mítico encuentro que ganaron los indios, aunque sin duda fue un éxito efímero. Los pocos pieles rojas que sobrevivieron acabaron confinados en reservas, tras ver diezmados sus bisontes y expropiadas sus tierras. Una cruenta empresa americana con un poderoso móvil económico: la incorporación al circuito capitalista de cientos de miles de hectáreas de tierras aptas para la agricultura y la ganadería que confiscaron a los indios, al margen de la fiebre del oro. De ahí que para consolidar la ocupación del territorio, se adoptara una política que no tuvo reparos en exterminar físicamente a los naturales del lugar.

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