sábado, 30 de junio de 2012

ESTAMBUL: La magia del Gran Bazar

 
El Gran Bazar de Estambul.
Foto: Carmen del Puerto.
 
Entré por una de sus 22 puertas y salí a la plaza de Beyazid, donde para el tranvía. Me perdí varias veces por aquellos 45.000 m2, pero no me importó. 20.000 turcos estaban dispuestos a ayudarme, más aún si compraba algún souvenir en alguna de las 4.000 tiendas del bazar distribuidas en 64 avenidas y calles, 58 de ellas cubiertas, bajo arcos y bóvedas pintadas, y 16 patios. Además, podía elegir el gremio: joyería, orfebrería, alfombras, piel, paños… También el idioma, porque en este famoso mercado de Estambul se hablan todas las lenguas del mundo. Diariamente lo visitan 500.000 personas, turistas en su mayoría, pero el Gran Bazar aguanta lo que le echen, ya sean incendios o terremotos, como en el pasado. Por toda su magia y habiéndome inspirado el título de este blog, tenía que dedicarle una entrada.
 
Detalle de una de las 22 puertas del Gran Bazar de Estambul.
Foto: Carmen del Puerto.

 
 
 Techos del Gran Bazar.
Fotos: Carmen del Puerto.
 
 
 
 
 
 Distintos comercios dentro del Gran Bazar.
Fotos: Carmen del Puerto.

ESTAMBUL: El bazar de las especias


Puesto típico del Bazar de las Especias, en el barrio de Eminönü de Estambul.
Foto: Carmen del Puerto.

Tampoco en el Bazar de la Retórica podía faltar estar bazar de especias, dulces o frutos secos, uno de los más antiguos de la ciudad de Estambul. Lo llaman “Bazar Egipcio” porque, en la antigüedad, Estambul marcaba el final de la ruta de la seda y de las especias que pasaban antes por Egipto después de salir de la India. Construido en el siglo XVII en forma de L, creció paralelo a la Mezquita Nueva (Yeni Camii), a la que mantendría económicamente. Aromas y colores para embriagar los sentidos.

ESTAMBUL: La ceremonia de la Circuncisión


 Escaparate del Gran Bazar de Estambul, con trajes para la ceremonia de la Circuncisión.
Foto: Carmen del Puerto.

Leo que la circuncisión masculina es el procedimiento quirúrgico más antiguo que se conoce en la historia de la humanidad. Lo practican judíos y musulmanes por motivos religiosos porque Abraham, venerado en ambas creencias, fue circuncidado por una orden divina. En Turquía, constitucionalmente un país laico, pero con un 99% de población musulmana, se circuncida a los niños alrededor de los 7 años, antes de alcanzar la pubertad. Expresamente no lo prescribe el Corán, pero las familias musulmanas lo celebran como los católicos la Primera Comunión.


Mezquita de Eyüp (Estambul), con niños vestidos para la ceremonia de la Circuncisión.
Foto: Carmen del Puerto.

 Rezando en la Mezquita de Eyüp (Estambul).
Foto: Carmen del Puerto.

En Estambul, los niños, vestidos de sultanes o pachás, con su capa, su turbante y su cetro, pasean por las principales mezquitas de la ciudad. La última que visitan es la de Eyüp, lugar de peregrinación para los musulmanes de todo el mundo por guardar los restos de Abu Ayyub al-Ansari, compañero del Profeta Mahoma y portador del estandarte sagrado durante el asedio de Constantinopla. Ignoro si, anestesiados con tanto protagonismo, los niños son conscientes de lo que les espera.

  
Niños turcos antes de ser circuncidados.
Fotos: Carmen del Puerto.

La circuncisión no deja de ser una mutilación ritual iniciática (de paso a la vida adulta),  similar a la operación que se practica en niños y adultos por razones terapéuticas, principalmente por fimosis. Este problema se produce al estrecharse (estenosis) el anillo del prepucio (capa cutánea retráctil que recubre el glande o cabeza del pene), impidiendo el descubrimiento del glande y ocasionando inflamación y dolor. La circuncisión es un corte circular que se hace en el prepucio del pene para liberar el glande.

Ningún relativismo cultural puede justificar la mutilación sexual no terapéutica, sobre todo la que sufren muchas mujeres al amparo de la tradición, rotunda violación de los derechos humanos. En el caso de la circuncisión masculina parece haber consecuencias para la salud sexual, positivas y negativas paradójicamente.

Por un lado, se afirma que la ausencia del prepucio facilita la higiene genital y reduce la probabilidad de transmitir enfermedades sexuales. La Organización Mundial de la Salud recomienda la circuncisión masculina como método profiláctico adicional, que no de protección total, para luchar contra el sida en el caso de los hombres heterosexuales. Esta amputación también puede facilitar relaciones sexuales no dolorosas y placenteras en los casos de estenosis previa.

Pero, por otro lado, la circuncisión, que se practica en niños sin su consentimiento, reduce la sensibilidad de los órganos sexuales masculinos, mermando la capacidad del hombre para experimentar placer. Además, una intervención quirúrgica siempre puede tener complicaciones posoperatorias, y eso en el mejor de los casos, cuando se realiza bajo supervisión médica.

ESTAMBUL: Lámparas turcas

 
 
 

Fotos: Carmen del Puerto.

A muchos políticos les gustaría tener una lámpara maravillosa como en el cuento de Las mil y una noches y con sólo quitarle el polvo invocar al genio de los tres deseos. Seguro que los suyos estarían vinculados con primas de riesgo, planes de ajuste y rescate financiero. Yo me conformo con desear las “tres cosas” de la vida: “Salud, dinero y amor”, que en este orden cantaban Cristina y Los Stop en los sesenta:

ESTAMBUL: La penitencia de la Medusa


 Cabeza de medusa soportando una columna en la Cisterna Basílica de Estambul.
Foto: Carmen del Puerto.

 
El bosque de columnas iluminado de Yerebatan Sarnici (Estambul), cerca de la mezquita de Santa Sofía.
Foto: Carmen del Puerto.

No lo soporto más. Condenada a vivir boca abajo en esta cárcel llena de barrotes (exactamente 336, que los he contado), con esta humedad que pudre los rizos de mi cabello, mis lindas y afamadas serpientes. ¿Tan grave fue mi delito? Un poco de coquetería tan solo: mirar fijamente a los ojos y convertir en piedra a quien me devolviera la mirada. Además, ¿acaso no tuve bastante con que me decapitara Perseo para luego utilizarme como arma defensiva? Hacerme esto a mí, una de las tres mitológicas gorgonas, que fui una diosa telúrica del inframundo, con poderes contra los malos augurios, escudo protector de Alejandro Magno, musa de Rubens, de Caravaggio… y modelo de Bernini, que me esculpió como él sólo sabía hacerlo. Encima van y me colocan en esta humillante posición sujetando esta columna de mármol que aplasta mi cuello guillotinado. Lo mismo le ha pasado a mi hermana gemela, aquí a mi lado, aunque a ella la situaron lateralmente, con su pómulo derecho contra el suelo.

Mira que llamar a esta cisterna bizantina Yerebatan Sarnici (Palacio Sumergido). Menudos arquitectos, con unas columnas más cortas que otras, algunas bulbosas, con capiteles dóricos, jónicos y corintios, todas distintas, como si hubieran echado mano de retales. ¿Por qué no construiría Constantino esta basílica subterránea con todas las columnas iguales? ¿O fue idea de Justiniano, que la reconstruyó como cisterna para asegurar el suministro de agua a la ciudad cuando los enemigos asediaran Constantinopla? 80.000 m3 de agua para que, al final, sólo sirvieran para regar los jardines del Palacio de Topkapi, aunque los otomanos terminaron optando por el agua corriente frente al agua almacenada y abandonando la cisterna, y a mí, durante siglos.

Con la sangre siempre en la cabeza, sólo me consuela que haya medusas asesinas en las aguas de Australia.