"BONJOUR, MADAME!"

 16 de marzo de 2013


VERGÜENZA AJENA: El caso de Saartjie Baartman


Estampa satírica de la “Venus Hotentote”.

 
Querida Saartjie:

Prefiero este nombre en africáans que te dieron los holandeses, más original que la traducción simplificada de los británicos. Aunque llamarte Sarah Baartman te honra por la semejanza homónima con Sarah Bernhardt, la grandiosa actriz de teatro francesa que antes de alcanzar la fama también se prostituyó. Hoy todo el mundo te conoce por tu nombre artístico, la “Venus Hotentote”, pero probablemente siempre ignoraste el sentido peyorativo que lo acompañaba. 

Los “khoikhoi” sois un grupo étnico muy peculiar a los ojos de los occidentales, empezando por vuestra compleja fonética, donde las consonantes suenan como un beso. Yo he visto a la también sudafricana e icónica cantante Miriam Makeba haciendo una simpática demostración de esos “chasquidos” lingüísticos en el fascinante documental sobre su vida Mama Africa (Mika Kaurismäki, 2011). Los holandeses que colonizaron vuestras tierras en el suroeste africano os creyeron tartamudos, “hotentotes” en su idioma, de ahí el término que despectivamente recibisteis.

Mas no es la única particularidad de los khoikhoi que llamaron la atención a los colonizadores. Las mujeres de esta etnia –y tú eras su digna representante- sorprendieron a los extranjeros por dos curiosidades anatómicas: la prominencia de los glúteos y la hipertrofia genital, es decir, esteatopigia y macroninfia, técnicamente hablando. 

La esteatopigia, de evidente etimología griega, consiste en la acumulación de grandes cantidades de grasa, no en el abdomen y en los muslos, sino en las nalgas, fruto de una adaptación para evitar pérdidas de calor del resto del cuerpo. Las figurillas propias del arte paleolítico, posiblemente símbolos de fecundidad, también son “venus esteatopígicas”. Un aspecto que no es exclusivo de vuestra tribu, son rasgos típicos de muchas mujeres negras africanas y caribeñas. En el mundo occidental, esta singularidad se observa en mujeres con obesidad mórbida, aunque en su caso no se las tiene por afroditas. 

La macroninfia, otro término de origen griego, característica también conocida por el latinajo sinus pudoris o “cortina de la vergüenza”, designa la elongación de los labios menores o internos de la vagina que aparecen colgando notoriamente de la vulva, lo que científicos decimonónicos consideraron indicio de bestialidad y lascivia.

Todas estas peculiaridades físicas convinieron a los doctrinarios racistas de inicios del siglo XIX, que asociaban inteligencia y sensibilidad con fisiología. Sirvieron para justificar las tesis de la superioridad de los europeos blancos y, en consecuencia, las políticas imperialistas, el colonialismo y su barbarie. Interesaba demostrar la jerarquía de las razas mediante la perversa vinculación de la biología con la moral y la cultura de un pueblo. 

Tú no sabías nada de esto cuando te trajeron a Inglaterra, obviamente con engaños, en 1810. Pasarías de ser una esclava de un granjero bóer a una estrella del espectáculo que se ganaría muy bien la vida luciendo palmito. Eso te prometieron. Pero William Dunlop, el médico de profesión sin escrúpulos y ávido de fortuna que te embaucó, sí sabía del desmedido gusto europeo por lo exótico y te exhibió como una atracción de feria por todo el país. Con tus atributos y tu juventud -tan solo 20 años-, eras un negocio muy lucrativo en una sociedad morbosa y voyerista dispuesta a pagar por verte y más por tocarte. Hubo, no obstante, una campaña de abolicionistas que, escandalizados, denunciaron el denigrante espectáculo ante los tribunales. Supuestamente se demostró que tú estabas de acuerdo con aquella ignominia al haber firmado un contrato. Pero, si realmente lo hiciste, seguro que fue estando “abducida”, como tantas jóvenes que acaban en manos de desaprensivos proxenetas.

Al agotarse el negocio en Inglaterra después de aquella denuncia, te vendieron como una mercancía a un empresario francés, domador de fieras. París te recibió en 1814 y, de nuevo, desfilaste por la pasarela, aunque no exactamente como las modelos de hoy en día. Allí oyeron de ti los naturalistas franceses. Ansiosos por satisfacer su curiosidad científica y liderados por Georges Cuvier (1769-1832), fundador de la Paleontología y de la Anatomía Comparada, te esperaban en el Museo de Historia Natural para examinarte en pro de la Ciencia.

Me pregunto cómo pudiste resistir tantas miradas rijosas, tanta vejación, exhibida semidesnuda en casetas de circo, en auténticos zoos humanos, como un “monstruo de la naturaleza”, convertida por los artistas en caricatura y catalogada por los antropólogos como especie de raza inferior o animal incluso. 

Cuando los parisinos se cansaron de la novedad, tu refugio fue el alcohol y la prostitución. Morías poco después, de viruela y alguna que otra enfermedad venérea. Pero ese día no acabaron las humillaciones. El prestigioso Cuvier se encargó de disecar tu cadáver tras la autopsia. Realizó un molde completo de tu cuerpo, antes de extraer el esqueleto y conservar en formol los órganos genitales y el cerebro. No fuiste inhumada, como prescribía la ley. En 1817, Cuvier presentó un informe antropológico ante la Academia de Medicina, en la que si bien alababa tu inteligencia, excelente memoria, facilidad idiomática, elegancia de los miembros y carácter alegre, te comparaba con los orangutanes, en el marco del racismo científico imperante en la época. El molde en yeso de tu cuerpo y tu esqueleto fueron conservados en el Museo de Historia Natural y expuestos, posteriormente, en el Museo del Hombre de París hasta… 1974.

Por fortuna, veinte años después, abolido el vergonzoso apartheid, Nelson Mandela, otro icono sudafricano, solicitó tu repatriación a François Mitterrand. Aunque no de forma inmediata por temor a que otros países reclamaran también su patrimonio robado, los franceses permitieron finalmente el traslado de tus restos –incluyendo los frascos con tus órganos- a Sudáfrica. Allí fueron enterrados con todos los honores en 2002, casi dos siglos después de tu muerte. Pronto verás a “Madiba” –me temo- y podrás darle las gracias en persona. Por favor, salúdale de mi parte porque yo también tengo mucho que agradecerle.

Actualmente, querida Saartjie, simbolizas la explotación sufrida por las etnias sudafricanas durante la colonización y encarnas la humillación soportada por muchas mujeres, más si eras negra y tan marcada sexualmente por la naturaleza. El biólogo y brillante divulgador científico Stephen Jay Gould no pudo por menos que dedicarte un capítulo en la Sonrisa del Flamenco, y el director de cine Abdellatiff Kechiche te dio vida, con el cuerpo de la actriz cubana Yahima Torres, en la película francesa Vénus Noire de 2010. Yo no he querido ser menos y, hoy, por respeto a la dignidad humana, te escribo esta carta desde el bazar de la Retórica.




 

JUEVES 8 DE MARZO DE 2012:
Día Internacional de las Mujeres


 
Foto: Carmen del Puerto.

Hoy regalo flores y nace, en el bazar de la Retórica, mi página “Bonjour, Madame!”, un proyecto concebido en 2006 tras un viaje intenso por Camerún, aunque entonces el embarazo me pasó inadvertido. Mi compromiso con el género estaba latente, esperando una oportunidad para manifestarse. Y lo hago ahora, que estudio en la Universidad de La Laguna la asignatura “Historia de las Mujeres” y coincidiendo con la efeméride del Día Internacional de las Mujeres, que desde 1911 conmemora en todo el mundo la lucha histórica por mejorar nuestras vidas.

Con “Bonjour, Madame!” quiero abrir un espacio a las mujeres de cualquier época, de cualquier nacionalidad, de cualquier condición. Quiero reivindicar en positivo el lugar que les corresponde, que nos corresponde, como seres humanos. Quiero contribuir a ayudar a las mujeres más necesitadas o infelices del planeta, a las que sufren dolor o agravios permanentes, a las que merezcan reconocimiento o visibilidad… Y me gustaría pensar que puedo hacerlo escribiendo sobre ellas en mi blog, donde ya tenía su espacio por derecho propio la astrónoma americana Henrietta Swan Leavitt.

“Bonjour, Madame!” es el saludo obligado a una mujer en cualquier país francófono del continente africano. Es, por ello, el saludo en la mayor parte de Camerún, donde comienza esta historia. Es, por tanto, mi saludo de bienvenida a esta página que escribo para ti, independientemente de tu dotación cromosómica, para que entre todos y, esta vez sí, construyamos un mundo mejor.





MUJERES DE CAMERÚN

 Fotos: Carmen del Puerto.


¿Cómo consiguen que no se les desate el nudo del pañuelo con que sujetan al niño en la espalda para dejar libres las manos? ¿Es esta postura infantil la razón de que luego sean tan flexibles al agacharse? ¿Cómo mantienen en equilibrio cántaros de leche u otros pesos sobre la cabeza? ¿Por qué consienten la poligamia, que es causa de un mayor porcentaje de sida en la población femenina? ¿Por qué se visten con tanto colorido? Preguntas y más preguntas sobre las mujeres de Camerún, que no sólo dan color al país con su atuendo. También le proporcionan el único futuro posible.



Entrevista con la escritora camerunesa:
CÉLINE SIKA

Céline Sika, en una charla en EOI Miranda de Ebro en 2010.


Céline Clémence Magnéché Ndé Sika nació en Dschang, al oeste de Camerún, en 1967. Tras unos años residiendo en Burkina Fasso, Céline Sika vive actualmente con su marido y sus dos hijos en Kenia, aunque viaja a su país siempre que puede. Ejerce como profesora de español, que perfeccionó tras su doctorado en la Universidad de Zaragoza. Ha publicado en nuestro idioma una colección de cuentos cameruneses bajo el título ¿Verdad que esto ocurrió? Cuentos orales africanos. Pero su principal labor se centra, hoy por hoy, en AFFAMIR (Asociación para el bienestar de la mujer y de las familias del medio rural), la ONG que fundó en 2002 y de la que es coordinadora nacional. Desde su creación, esta ONG trabaja "para contribuir a crear una igualdad de oportunidades para todos y todas, una de las condiciones sine qua non para alcanzar un desarrollo humano y económico sostenible en la comuna rural de Penka Michel, en la región más occidental de Camerún".

1. ¿Cuáles son los principales problemas a los que ha de enfrentarse una mujer en Camerún?

Los problemas a los que ha de enfrentarse la mujer camerunesa no son muy distintos de los de cualquier mujer africana. Ya vivamos en una zona rural o urbana, nos humillan, nos explotan, nos maltratan, nos mutilan, nos pegan, nos ahogan económicamente, nos despojan e impiden que heredemos simplemente porque somos mujeres, nos venden como cabras por el sistema de la dote, lo cual permite que nuestros esposos nos usen como su propiedad, su casa, su objeto. Nos transfieren de hombre a hombre sin pedir nuestro punto de vista –el caso del levirato-, usan y abusan de nuestros cuerpos que nunca nos pertenecieron, y nos condenan y marginan si nos atrevemos a reivindicar nuestros cuerpos y hacer de ellos lo que nos dé la gana. No nos dejan participar en la gestión económica y política de nuestras comunidades y país, y las que se atreven a hacerlo deben hacer frente a obstáculos casi insuperables. Ahora mismo, varias niñas no van al colegio. De las afortunadas que van, muchas no terminan el ciclo primario, y las que lo consiguen tienen que luchar contra las desigualdades de género para llegar lejos, a la Universidad por ejemplo. Puedo seguir con la relación de nuestras dificultades. Gracias a una unión de fuerzas, a una coalición de energías y de inteligencias, me refiero sobre todo al Estado, a los movimientos sociales, a la movilización de los defensores de los derechos humanos y, sobre todo, gracias a algunas mujeres intelectuales que tuvieron la suerte de estudiar y saben que los problemas de género no son naturales sino el hecho de los Hombres, de la sociedad, y que, por lo tanto pueden solucionarse, las cosas mejoran. La situación y la condición de la mujer están cambiando, pero aún queda mucho muchísimo, por hacer. En las zonas rurales es como si estuviésemos aún en la Edad Media. La mujer camerunesa, a la que se le reconoce sobre todo su papel de madre y esposa, es víctima de todo tipo de desigualdades perpetuadas cuidadosamente desde tiempos remotísimos, de generación en generación. Estas desigualdades sociales entre hombres y mujeres son numerosas:

-división sexual desigual del trabajo
-sobrecarga de la mujer, que debe, además del trabajo de producción, encargarse del trabajo de reproducción: quehaceres domésticos como cuidado de la casa, de los miembros de la familia sanos y enfermos, búsqueda del agua y de la leña para cocinar, educación de los niños…
-imposibilidad de heredar por el mero hecho de ser mujer
-difícil acceso y/o control de los medios y factores de producción (crédito, tierra, pesticidas, fertilizantes, información y capacitación, tiempo, etc.)
-no controla su cuerpo ni su sexualidad
-no decide sobre el tiempo ni el número de hijos que quiere tener
-es víctima de la violencia ejercitada sobre ella por su compañero o marido que la controla y limita su movilidad
-salario muy bajo y precario cuando tiene un trabajo remunerado
-difícil acceso a puestos de trabajo importantes o a los puestos de toma de decisión
-son las que más sufren del paro, etc.

Instituciones como el Estado, la sociedad civil, la familia, etc., facilitan estas desigualdades y las perpetúan cada una a su manera:

-El marco institucional (la Constitución, las leyes, etc.) impiden que la mujer participe en la toma de decisiones (powerlessness) en todas las esferas de las actividades y que hable (voicelessness).
-La debilidad del marco formal justifica parcialmente los desequilibrios culturales y sociales (cuando la ley está siendo pisoteada, no hay sanciones; tampoco hay medidas para facilitar la aplicación de las leyes votadas y obligar a la gente a respetar y aplicarlas).
-Por otra parte, la socialización perenniza los roles y los comportamientos, y sanciona a los/las que los cuestionan.

 
Mujeres vestidas con el “uniforme oficial” del Día Internacional de la Mujer.
Fotos: Carmen del Puerto.


2. ¿Cree que la última campaña del Día Internacional de la Mujer en su país ha servido de algo, además de vestir a las mujeres con telas conmemorativas?

Cada año se celebra el día internacional de la mujer con fiestas, ceremonias gigantescas donde se despilfarra el dinero del que necesitan niñas y niños para ir al colegio, permanecer allí y reforzar sus capacidades para ser hombres y mujeres bien formados, bien preparados para aportar soluciones a los problemas cada vez más complicados de nuestra época. Ese dinero que despilfarran las autoridades para organizar fiestas aquel día lo necesitan las mujeres para comprar semillas de buena calidad y abonos para cultivar los productos que necesitan para alimentar a sus familias, vender para recoger el dinero del que necesitan para satisfacer las otras numerosas necesidades de sus familias. Lo necesitan para comprar compresas y bragas a sus hijas, que han dejado de ir al colegio porque no pueden comprar este producto vital. Esas fiestas son el humo que tapa la realidad de la mujer camerunesa, que sigue siendo dura. Muy dura. Debería ser una oportunidad para parar un momento y evaluar el trayecto recorrido, medir los progresos realizados en el combate para la obtención de la igualdad de oportunidades entre los sexos, la erradicación de todas las formas de discriminación de las que son víctimas las mujeres y las niñas, la lucha porque se reconozcan, respeten y apliquen efectivamente los derechos de la mujer. El 8 de Marzo debería servir para ver qué ha funcionado bien y qué no, y volver a ajustar la o las estrategias. Pero, en lugar de esto, la gente, las mujeres sobre todo, se conforma con vestir ropa nueva (la que se fabrica especialmente para esa ocasión, que se vende a precio de oro y que enriquece a un puñado de gente del poder), comer, emborracharse y exigir que sus esposos hagan la comida aquel día porque, desafortunadamente, muchas mujeres no han comprendido el por qué de la celebración de aquel día, y creen que es el día en que los hombres deben hacer lo que las mujeres hacen los 364 días del año. Para mí, la campaña del día de la mujer no va a servir para nada, como las anteriores. O sí, para enriquecer un poco más a algunos y algunas. Mientras las mujeres de la ciudad se emborrachan, comen y bailan, las de las zonas rurales siguen labrando y preparando sus plantaciones aquel día para las semillas (tienen que sembrar el 15 de Marzo) porque deben mantener a sus familias y, para ello, no cuentan con nadie.

3. ¿Cómo y cuándo podrán librarse del peso de la tradición?

Hay que decir que la mujer camerunesa no habla o no reivindica sus derechos porque no los conoce. Y no los conoce porque hay varias capas de cortinas oscuras y espesas que la rodean e impiden que los conozca. Una de esas cortinas es la tradición. Por cierto, ésta tiene aspectos positivos que debemos salvaguardar, preservar. André Jolles decía que las cosas nuevas existen, que son lo esencial, que hay que emplear todos los medios a nuestro alcance, sobre todo la tradición, las cosas antiguas, para animarlas y seguir perfeccionándolas. Por ello, es necesario preservar la cultura, la tradición camerunesa, pero solamente la positiva, y no aquella que aplasta y avasalla a la mujer y vulnera sus derechos. Sólo hay que preservar y perpetuar aquella que coloca al ser humano en su centro. Aquella que ayuda a los seres humanos a descubrirse y desarrollarse como ser humano, hombre, mujer, ciudadano o ciudadana.
La tradición tiene mucho que ver con muchas de las discriminaciones de las que son víctimas las mujeres camerunesas. De hecho, de tanto decirles que no son nada, que no sirven para nada excepto para la cama, la cocina y el campo, han terminado creyendo que efectivamente no sirven para nada. En cambio, estoy convencida de que si la mujer, si las mujeres supieran leer y escribir, si tuvieron estudios, las cosas sucederían de otra manera. Reivindicarían sus derechos, denunciarían los abusos de los que son víctimas, no se resignarían porque sabrían que los problemas de género no son el hecho de la naturaleza, sino de los hombres. La mujer camerunesa y la mujer en general se liberará de todas sus cadenas cuando sepa leer y escribir porque la educación es la llave que cierra el círculo de pobreza (material, cultural, económica, etc.) y dependencia, y abre el círculo, virtuoso de la prosperidad y realización. Por eso hay que invertir en los recursos humanos porque el futuro de cada país está en sus recursos humanos.

4. Se dice que los porcentajes de sida en la población femenina camerunesa, que doblan los de los hombres, se debe en parte a la poligamia, tan extendida entre las comunidades musulmanas y animistas. ¿Qué piensa al respecto?

La poligamia es algo muy aferrado en la sociedad camerunesa, específicamente en las regiones del oeste, del norte y del suroeste, que es donde el Islam y el animismo se practican mucho. En la región del oeste del país, nueve hombres sobre diez son polígamos. Pueden tener entre dos y treinta mujeres. En la región del noroeste, hay un rey que tiene 150 mujeres. A muchos les cuesta creerlo pero es la pura verdad. Tienen tantas esposas porque se respeta más a los que tienen varias esposas y varios hijos, porque las mujeres y los hijos constituyen una mano de obra disponible y barata, el seguro para los días de vejez, para cuando estamos enfermos en una sociedad en la que la seguridad solamente existe para un puñado de afortunados, etc. La poligamia es negativa porque trae conflictos de todo tipo entre el hombre y sus esposas y, sobre todo, entre las coesposas y entre los hijos de las numerosas esposas. También es negativa porque es una fuente de repartición del sida. El hombre que tiene varias esposas no puede satisfacer sexualmente a todas sus esposas. Como ellas quieren. Cuando ellas quieren. Siempre hay una o más que se apoderan del hombre y dejan a las demás sin nada. Y, como en esta parte del mundo la gente se casa primero para tener hijos -porque lo peor que le puede pasar a una persona es no tener hijos-, cada mujer se las arregla como puede para tener uno o varios amantes. El que la dejará embarazada cuando quiera tener hijos, y los que la ayudarán a satisfacer sus otras necesidades así como las de sus numerosos hijos porque, hay que decirlo, los hombres contribuyen muy poco al mantenimiento de sus familias: comida, leña, aceite, carne, etc. La mujer es la que se encarga de esto y, a veces, sus amantes la ayudan. La poligamia contribuye mucho a la transmisión del sida, como también el factor del género. Cuando te educan para que no digas no, para que te sometas siempre, para que no te opongas nunca a los mayores, te cuesta decir no a un esposo enfermo de sida que quiere acostarse contigo, te cuesta exigir el uso del preservativo durante la práctica del sexo, te cuesta decir no a una persona que te quiere violar, que te acosa sexualmente, te cuesta denunciar la violación porque te dan miedo las represalias, etc.

5. En un país con tanta diversidad geográfica y cultural, ¿cómo puede trabajarse por una causa común? ¿Qué puede unir a las mujeres calabaza, a las mandara, a las bororó, a las bamileke de Bánsoa... con las mujeres de Yaoundé o de Douala, por ejemplo?

La mujer, que sea bánsoa, bororo, mandara, beti, bulu, bassa, duala, etc., es mujer. O sea, sometida, explotada, muy a menudo ciudadana de segunda. Todas tenemos un denominador común: ser mujer, lo que es, de por sí, un problema. Es un problema ser mujer en Camerún y en otros países también. Tanto las intelectuales como las analfabetas sufrimos simplemente porque somos mujeres. Incluso las que luchan, y gracias a las que hemos obtenido algunos logros, aguantan a veces lo inaguantable de parte de sus esposos cuando regresan a sus casas porque ellos les suelen decir, cuando regresan, que el feminismo, la reivindicación de los derechos hay que dejarlo fuera. Que el jefe, el gallo son ellos y que no podemos cambiar este estado de cosas. “Tú reivindicas, allí fuera, pero cuando vuelvas a casa no me pidas que ponga la mesa, no tardes en darme de comer, quiero tener mi ropa limpia, planchada, quiero seguir decidiendo cuándo vamos a tener sexo, niños y cuántos vamos a tener. La persona que debe cuidar porque todo esté bien y en orden eres tú, mi esposa.” Y las que no lo entienden o quieren cuestionar esto deben aguantar palizas, sufrir insultos, desprecio, amenazas de parte de sus parejas pero también de parte de la familia, de la sociedad.

6. ¿En qué se asemejan y en qué difieren todas estas mujeres de Céline Magnéché?

Nos asemejamos porque somos mujeres todas. Casadas, madres, esposas, trabajadoras. Tenemos los mismos problemas o sea, nos explotan, nos humillan, nos despojan, limitan nuestro horizonte, nos excluyen. Sufrimos las consecuencias negativas de un reparto desigual y sexual del trabajo que nos impide avanzar y ocupar los mismos puestos de trabajo que nuestros esposos y compañeros. Todas sufrimos de la falta de voluntad política de los dirigentes, de su incompetencia en tratar los problemas del género, lo que hace que no toman lo suficientemente en cuenta las cuestiones de equidad hombre/mujer en la elaboración de políticas y actividades de desarrollo y en los presupuestos, los programas.

Por otra parte, hay un cierto número de obligaciones que comprometen la emergencia de líderes femeninos. Debemos conciliar nuestro papel de “líderes” con las obligaciones familiares, sociales y económicas que sobrecargan nuestro empleo de tiempo y no permiten que desempeñemos plenamente  nuestro papel de ciudadanas y nuestras responsabilidades. No somos lo suficientemente informadas sobre nuestros derechos y nuestro papel en el marco de la descentralización específicamente. No tenemos confianza en nosotras mismas y nos faltan las capacidades necesarias para expresarnos, hablar en público, defender nuestro punto de vista, llevar negociaciones y acciones de alegato y lobbying. Además hay que añadir el bajo nivel de alfabetización, la falta de educación a los derechos y deberes de los ciudadanos, nuestra pobreza económica, etc. Este es el cuadro en general. Pero si debemos hablar de algo en que estas mujeres o muchas de ellas difieren de mí es en el hecho de que, para muchas, no saben que tienen derechos, que pueden y deben defenderse, reivindicar sus derechos, que hay otras alternativas. Que pueden tener otra vida. Las que tenemos la suerte de saber esto tenemos la obligación, creo, de hacer reconocer los derechos de la mujer, hacer que los respeten sistemáticamente, reivindicarlos y promocionarlos. 

7. A la vista de su trayectoria profesional, ¿se considera usted afortunada?

Puedo decir que soy una afortunada porque tuve la suerte de:
- tener a un padre que sabía el papel de la educación en la vida de un individuo porque estudió él también, que me dio la oportunidad de estudiar y llegar a donde estoy hoy;
-tener un esposo que me comprende, me respeta, respeta mis decisiones, mi opinión y que siempre me ha ayudado a descubrirme, descubrir y usar del potencial que tengo y que duerme en mí; un hombre maravilloso que me ha ayudado a ser lo que soy, animándome, apoyándome y diciéndome en cada momento que era capaz de hacer lo que anhelo y de hacerlo mejor porque tengo las capacidades más que necesarias para lograr mi objetivo. En África, el primer obstáculo para la realización de la mujer es su familia más cercana, y su esposo sobre todo. La pareja rompe el impulso, mata los sueños, las ambiciones, las mujeres, a veces más que el sida o el paludismo. Puedo hacer lo que quiero porque mi esposo me comprende y me respeta. Me considera, no como una esclava que le vendieron mis padres  y que debe satisfacer sus necesidades y caprichos, sino como una “partenaire”, como decimos los francófonos, una persona con deberes pero también con derechos que debe reconocer y respetar. Es un lujo aquí en África. Un privilegio.

8. ¿Hasta qué punto es la mujer responsable de su destino?

La mujer es responsable de su destino si le damos medios para que tome las riendas del mismo. Si le creamos un espacio para que pueda expresarse. Ahora bien, no es el caso. Nuestras sociedades se caracterizan por relaciones que son de fuerza esencialmente desequilibradas entre los hombres y las mujeres. Los primeros tienen el poder, el dinero, tienen acceso y el control sobre los recursos, todos los recursos; mandan, deciden, de la vida de los demás, de las mujeres, de sus esposas e hijos, de todo cuanto tiene que ver con la vida de los demás, de las mujeres. Éstas apenas intervienen en la marcha y la gestión del mundo no porque sean estúpidas o incapaces, sino porque existen obstáculos que impiden que cojan las oportunidades de desarrollo –personal, intelectual, económico, político, etc.- que ofrece su entorno para prepararse y participar activa y eficazmente en el desarrollo y la gestión de sus comunidades, país y el mundo. ¿Cómo hacerlo cuando van sobrecargadas por sus obligaciones familiares, los quehaceres domésticos, cuando  su autoestima está por los suelos, cuando no se fían de sí mismas por haber estado tan machacadas, si no saben o no pueden hablar en público, porque la tradición no permite que lo hagan, etc.? En estas condiciones me parece que no podemos decir que la mujer sea responsable de su destino. Ya está haciendo muchísimas cosas (trabajo de producción y de reproducción), en estas condiciones tremendas, con muy pocos recursos. Si la educamos, si creamos más espacio para ella, si la ayudamos a reconstruir su autoestima, entonces podrá tomar las riendas de su destino y el de los demás porque educar y formar a una mujer es educar una nación.

9. ¿Conoce el proverbio oriental de que "las mujeres sostienen la mitad del cielo"? ¿Qué le sugiere?

Por supuesto que conozco este proverbio. Pero yo diría que “las mujeres sostienen más de la mitad del cielo”. Su rol en la economía de nuestros países es innegable. En la seguridad alimenticia, la estabilidad social, la resolución de conflictos, la búsqueda y preservación de la paz, también. Ellas son las que mantienen el hogar, hacen las compras, la comida, buscan el agua, la leña para calentarse y cocinar, alimentan las familias, aseguran el equilibrio emocional de sus esposos, es decir los dirigentes de este mundo, dan la vida, educan a los niños, preparan a los futuros y futuras dirigentes de nuestros países,  cuidan a los miembros de sus familias, cuidan de los enfermos, etc., trabajo crucial para la supervivencia humana.

10. ¿Son las mujeres el futuro de su país?

Los hombres han demostrado y siguen demostrando cada día que son incapaces de dirigirnos, de dirigir nuestras familias, nuestras comunidades, nuestros países, que son incapaces de trabajar por el advenimiento de esta sociedad más justa, más humana que todos anhelamos. Han fracasado porque no han predicado con el ejemplo, como dice la  presidenta de Liberia, Ellen Jonhson Sirleaf. Hacen la guerra en lugar de hacer el amor porque no saben lo que las mujeres sufrimos al dar a luz. Y esa guerra mata más a las mujeres y a los niños. Transforman a los niños en soldados y les enseñan a matar a sus propios padres y familiares. Basta con abrir las páginas de la historia más reciente de Liberia, Chad, Uganda, República Democrática del Congo, por solo citar algunos ejemplos para verlo. Los hombres que nos dirigen han perdido toda credibilidad a los ojos de los cameruneses porque son todo excepto líderes, o sea, gente capaz de tener una visión y de federar a los demás alrededor de esta visión, de movilizar todas las potencialidades, recursos y energías de los que rebosa el país para realizar esta visión. Creo que debemos cambiar de estrategia. Probar otras estrategias. En otras partes me parece que ya lo están comprendiendo porque del Norte al Sur y del Oeste al Este las mujeres están emergiendo, están ganando y volviendo a ganar elecciones presidenciales y están gobernando bien y eficazmente. Cada vez más ocupan puestos importantísimos en sus países -como el de primer ministro, ministros de hacienda, de defensa, como ha sido en España-, o en instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional. En mi país aún no hemos tenido una presidenta de la República, pero las cosas están cambiando. De hecho, dos mujeres fueron candidatas en las últimas elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre, algo absolutamente impensable hace una década. No lograron ser elegidas pero abrieron el camino para muchas. A todas las mujeres de mi país nos hicieron comprender, realizar por su acción que nosotras también lo podemos conseguir. Las mujeres camerunesas estamos luchando para crear más espacio a la mujer. Nuestro deseo es que nos demos las mismas oportunidades que a los hombres. No queremos que se nos aplique la discriminación positiva porque cuestiona nuestras capacidades. Queremos competir con nuestros esposos, hermanos, hijos, con las mismas armas. Queremos tener los mismos derechos. Si invertimos en los recursos humanos, en las mujeres sobre todo, podemos decir que las mujeres son el futuro de Camerún porque una mujer que cree, una mujer que sabe, una mujer convencida es una roca y debemos construir en esta roca.  

 Muñecas de Camerún.
Foto: Carmen del Puerto.




MÁS INFORMACIÓN SOBRE CÉLINE CLÉMENCE MAGNÉCHÉ NDÉ SIKA:

¿Verdad que esto ocurrió…? Cuentos orales africanos

“Al atardecer, cuando el sol se despide y la noche irrumpe en el continente africano, niños, padres, todos los miembros del clan, se reúnen junto al fuego para oír las palabras del anciano del lugar: “¿Verdad que esto ocurrió?”, pregunta. “Sííí”, contesta a coro el auditorio, y es entonces cuando la magia recorre el ambiente.
Transmitidos hace miles de años de boca en boca, la especialista Céline Clémence Magnéché Ndé ha traducido y seleccionado las más bellas narraciones orales de los bansóa (Camerún). De origen ancestral, estas historias han pervivido en el imaginario colectivo, generación tras generación, con el fin de entretener las veladas nocturnas, instruir a los más pequeños y divertir a todos aquellos que quieran ver y oír lo que una vez “ocurrió de verdad” en África.
Como peculiaridad de estas páginas, se acompañan las historias con las ilustraciones que éstas han inspirado a sus oyentes.”

 “Los cuentos ayudan a auto-realizarse”.
(Entrevista con Céline Sika)





ONG AFFAMIR
(Association pour le bien-étre de la Femme et des Familles du Milieu Rural):
ASOCIACION PARA EL BIENESTAR DE LA MUJER Y DE LAS FAMILIAS DEL MEDIO RURAL
 
AFFAMIR es una ONG de desarrollo creada en 2002 cuya finalidad es contribuir a la lucha contra las causas estructurales de la pobreza a través de la promoción de una igualdad de derechos y de oportunidades para todo-a-s para un desarrollo económico, humano y sostenible de todo-a-s en el distrito de Penka Michel, una municipalidad rural de 160.000 habitantes en la región del Oeste de Camerún. Porque creemos que los actores del desarrollo somos nosotros y no el gobierno, los políticos, las agencias donantes, o las ONGs, creamos condiciones para que la población tenga acceso a una educación de calidad, la información, los conocimientos, las herramientas, el capital, desarrollar la confianza en sí misma y reconstruir su autoestima, y poder actuar para tomar las riendas de su destino, participar activa y eficazmente al desarrollo de su comunidad y mejorar sus vidas. 
 (Céline Clémence Magnéché Ndé Sika)

 




ACTIVIDADES DE INTERÉS



CHARLA HOY, 8 DE MARZO, 19h. "Miss Leavitt: Midiendo el Universo", en el Museo de la Ciencia y el Cosmos sobre la astrónoma americana Henrietta Swan Leavitt, a cargo de Antonia María Varela, investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias. El Museo celebra así el Día Internacional de las Mujeres, rindiendo homenaje a la mujer que proporcionó la regla de medir grandes distancias en el Universo. Coincide este año 2012 con el centenario de la publicación del famoso artículo, resultado de sus investigaciones, donde se expresaba una relación entre el período y la luminosidad de las estrellas variables Cefeidas. Este homenaje se suma al que el Museo ya le hizo en 2009, Año Internacional de la Astronomía, con la obra de teatro “El honor perdido de Henrietta Leavitt”


MIDIENDO EL UNIVERSO
Si nos preguntaran nombres de astrónomos, seguro que muchos pensaremos en hombres ilustres como Copérnico, Galileo, Kepler, Newton…. ¿Algún nombre de mujer? Seguramente, no. Sin embargo, son muchas las mujeres que, desde el anonimato, con su dedicación y pasión por la Ciencia, han contribuido al desarrollo de la Astronomía. Los condicionamientos sociales, culturales y políticos de las diferentes épocas no han podido impedir que muchas de estas mujeres dedicasen su vida a la investigación o a la enseñanza de la Ciencia. Una de ella es Miss Henrietta Swan Leavitt. Miss Leavitt, como muchos la conocían. Esta astrónoma americana trabajó a principios del siglo pasado en el Harvard College Observatory junto con un grupo de mujeres “calculadoras”. Conocido coloquialmente como “harén astronómico de Pickering”, se dedicaban, por 25 céntimos la hora, a observar, analizar y catalogar estrellas. Celebramos ahora 100 años de la publicación del famoso artículo de Henrietta Leavitt sobre las Cefeidas, en el que nos proporcionó un método para medir el Universo. Fue uno de los mayores hallazgos en astronomía, el cual permitiría, años después, a Edwin Hubble descubrir que Andrómeda era otra galaxia diferente a la nuestra y afirmar más tarde que el Universo está formado por muchas galaxias lejanas. Posteriormente, otros trabajos mostraron que el Universo estaba en expansión y se pudo estimar su tamaño. Según palabras de George Johnson, autor de la biografía de Henrietta, ésta es la historia no contada de una mujer que descubrió cómo medir el Universo.



TEATRO: Rosalind & Marie. Este maravilloso encuentro entre Rosalind Franklin y Marie Curie, dos grandes mujeres de la ciencia del siglo XX, se produjo por primera vez en el Museo de la Ciencia y el Cosmos en noviembre de 2011. La compañía de teatro Helena Turbo sigue llevando esta obra a escena. Atención a los lugares y horario de las nuevas funciones.


Sinópsis: Una pieza teatral acerca de Marie Curie (1867-1934) y Rosalind Franklin (1920-1958), dos mujeres científicas de gran valía que se relacionan entre sí como las dos espirales de una radiación bienhechora y vital. Nos conmueve su enigma, como personalidades; su imaginación, como científicas, y su capacidad de resistencia, como mujeres. La confrontación y complicidad escénica de estos dos personajes constituye una emotiva y doble semblanza plena de interés artístico y público. Lo fabuloso y lo científico, a través del juego teatral, recrean la dimensión entrañable de dos personajes reales y legendarios. Dirigida por Helena Romero Campos, con guión de Francisco Monge, la obra está protagonizada por Carmen Hernández, en el papel de Rosalind Franklin, y Sigrid Ojel, en el de Marie Curie, con vestuario a cargo de Vivian Mussio y sonido e iluminación de Daniel Badal.



TEATRO: Juicio a una zorra. Extracto del montaje del Festival de Teatro Clásico de Mérida, con dirección de Miguel del Arco y protagonizado por Carmen Machi. Impresionante texto, impresionante interpretación... Tan actual y demostrando una vez más quién ha escrito la Historia.


Comentario espléndido de David Cano en Notodo.com sobre Juicio a una zorra: “Zorra, pues fue obligada a serlo desde muy temprana edad a pesar de su descendencia divina y de ser objeto de deseo de innumerables héroes no sólo helénicos; hetera, porque allá donde fuera y hasta en su destierro siempre sería extranjera, espartana primero y después troyana; y bella, aunque su deterioro eterno formó parte del castigo de su olvido; Helena reúne la estirpe y el estigma caprichoso que modela la mitología y es, por ello y no por casualidad, uno de los personajes más citados por los mitógrafos y por esos que, al fin y al cabo y como tanto cuestiona ella, han escrito la Historia.





ENLACES RECOMENDADOS

Museo de las mujeres. COSTA RICA.
Elegante e  interesante página de una asociación sin fines de lucro “constituida por mujeres y varones de Latinoamérica” que tienen en común el interés por promover, desde Costa Rica, el arte, la historia y la cultura de las mujeres, en el orden nacional y universal. Entre otras actividades, realizan exposiciones y muestras virtuales e itinerantes con temáticas relacionadas con las mujeres.

Desayuno con… PURA RAMOS: “Los periodistas hemos perdido el instinto”.
La veterana informadora, en activo a los 80 años, admite “Somos más vagos con Internet”. Una entrevista imprescindible de  Charo Noriega en EL PAÍS.

El Blog de la BNE: La primera usuaria de la Biblioteca Nacional.
“Cuando se abrió la Real Biblioteca Pública, el 1 de marzo de 1711, lo hizo con una peculiar manera de ser pública: estaba abierta únicamente al público varón e ilustrado de la época. Las mujeres no accedieron a las instalaciones de la Biblioteca hasta más de un siglo después, en 1837…”

"Las mil trabas de Eva", por Fátima Hernández.
Estupendo recordatorio de casos de mujeres que han destacado en la vida científica, escrito por Fátima Hernández Martín, Dra. en Biología Marina y Conservadora del Museo de la Naturaleza y El Hombre del Cabildo de Tenerife.


 


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