sábado, 27 de octubre de 2012

SUDÁFRICA: Una historia de amor

Pingüinos de Boulders Bay, playa próxima a Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
Foto: Carmen del Puerto.

Han decidido vivir su historia de amor en las frías aguas de la costa sudafricana, al lado de los humanos, donde una señal de “peligro” te advierte de su presencia. En la playa de Boulders Bay, de rocas de granito y próxima a Ciudad del Cabo, vive una colonia protegida de 2.300 pingüinos “de anteojos” que anidan excavando hoyos en la arena de la playa, preferiblemente bajo algún arbusto o roca a salvo de insolaciones. Si transitas por la orilla, los verás haciendo turnos de guardia permanente para proteger a sus crías de las posibles amenazas circundantes. Y es que tienen motivos para el miedo pues, en el pasado, su población disminuyó drásticamente, entre otras razones por la extracción a gran escala de los huevos de pingüino para el consumo humano. Hoy, una fundación nacional sudafricana vela por la conservación de estas aves costeras.

SUDÁFRICA: "Skoonheid"

Fotograma de la película Skoonheid (Oliver Hermanus, 2011), Premio ASECAN de la Crítica en 
el 9º Festival de Cine Africano, celebrado en Córdoba del 13 al 20 de octubre de 2012.
Foto: Carmen del Puerto.

Sórdida, violenta, dura, espléndida… Esta película sudafricana te horroriza, te inquieta, te desarma. Imposible que te deje impasible. Con un título en lengua afrikáans (Skoonheid, “Belleza”), que no dice nada, que todo lo esconde. François van Heerden (tan convincentemente interpretado por el actor Deon Lotz) mira y te mira. Y entonces entiendes su reprimida homosexualidad, su enfermiza obsesión, su pasión y lujuria repentinamente desatadas. Todo un drama para alguien que lleva una vida muy ordenada en la ciudad de Bloemfontein, la fuente de las flores, la ciudad de las rosas, con un inolvidable pasado racista durante el Apartheid. Una historia del cineasta Oliver Hermanus que denuncia una patología -la hipocresía social- y que defiende un derecho –la búsqueda de la felicidad-, pero obviamente no a cualquier precio.

SUDÁFRICA: Artesanía con estrellas

 
 Dos detalles de la colcha de patchwork “Ingubo Entle”, que decora la entrada 
del Observatorio Astronómico de Sutherland (Sudáfrica).
Fotos: Carmen del Puerto.
 
La vi a la entrada del Observatorio Astronómico de Sutherland, en Sudáfrica, en la meseta del Gran Karoo, donde se encuentra uno de los mayores telescopios del mundo (SALT, de sus siglas en inglés*). Mis ojos no sabían en qué imagen detenerse de las muchas que aparecían como símbolos del país, ilustrando una magnífica simbiosis entre tradición y modernidad, naturaleza y tecnología, pasado y futuro. La colcha de patchwork “Ingubo Entle” (Una hermosa manta), confeccionada “con amor” por dos artistas de Ciudad del Cabo -Jo Crockett and Nomawethu Bebeza-, te cuenta bellas historias míticas, como la de ese cocodrilo queriéndose comer una estrella.

*SALT: Southern African Large Telescope.

domingo, 7 de octubre de 2012

POMPEYA: El rapto de Europa

El rapto de Europa (s. I a.e.). Fresco pompeyano conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (Italia).
Foto: Carmen del Puerto.

¡A cuántos pintores habrá inspirado este mito griego sobre la bella princesa fenicia que fue seducida por un toro y que terminó dando nombre a un continente! Tiziano, Veronés, Rembrandt, Rubens, Picasso, Botero… Todos ellos sabían que el noble toro no era exactamente un bóvido cornudo, sino el propio dios Zeus, soberbio e infiel por naturaleza, a quien le gustaba transmutarse en animales para conquistar y poseer sexualmente a las mujeres de otros. Así que los cuernos no solían ser los suyos. En el fresco pompeyano, Europa está subida sobre el manso toro, rodeada de sus doncellas, en una dehesa cerca del mar, momentos antes de que la bestia huya con la princesa en sus lomos nadando hasta Creta. Allí –cuentan-, el dios del Olimpo, ya con forma humana, consumó el acto, satisfaciendo así sus libidinosos deseos bajo la frondosa sombra de una platanera. Como resultado de tan famosa metamorfosis, engendró tres hijos -Minos, Radamantis y Sarpedón- con sus correspondientes mitos. El padre de Europa, Agénor, rey de Tiro, buscó a su hija por multitud de pueblos, gritando su nombre en todos ellos, hasta el punto de que las tierras que recorrió son ahora los dominios de Angela Merkel.