domingo, 3 de marzo de 2013

Piratería berberisca



Pintura de un hotel de Argel.
Foto: Carmen del Puerto.

Quizá estuviera catalogado como valiosa pintura en una afamada pinacoteca. Pero yo no lo vi colgado de la pared de un museo, sino en el rellano de una escalera de un hotel argelino. Me atrajeron sus grandes proporciones, su cromatismo, su temática… Imposible no acordarse de Cervantes. Yo tenía que robar ese cuadro. La idea me obsesionaba. Huía del ascensor sólo por contemplarlo de regreso a mi habitación en la cuarta planta. Empecé a sentirme un pirata berberisco dispuesto al asalto, a la altura de un ladrón de joyas francés llamado Charles Boyer, que burlaba a la gendarmería ocultándose en la peligrosa Casbah. Claro que él contaba con la ayuda de la austríaca Hedy Lamarr, que no sólo era la mujer más atractiva y erótica del cine, sino también una brillante inventora e ingeniera de telecomunicaciones. Su más famosa patente –el conmutador de frecuencias- se aplica en la actualidad a la telefonía móvil celular 3G y a la transmisión de datos inalámbrica, como Wifi, Wlan o BlueTooth. En mi caso, para cometer el robo, también precisaba de nuevas tecnologías. Finalmente, me hice con el cuadro, lo escondí en mi cámara digital y hoy lo cuelgo orgullosa en el bazar de la Retórica.