sábado, 1 de octubre de 2011

I LOVE PARIS: Rien de rien


 La Torre Eiffel, vestida de noche.
Foto: Maryola Porras del Puerto.

Edith Piaf, como la Torre Eiffel, es un icono parisino universal. Hija de acróbata y criada en un prostíbulo, la musa de los existencialistas devino en la gran dama de la canción francesa. “El pequeño gorrión”, toda una leyenda, ayudó a Yves Montand, Gilbert Bécaud, Charles Aznavour y Georges Moustaki en sus carreras musicales. Con voz quebrada, nos dejó su filosofía en una canción con letra de Michel Vaucaire y música de Charles Dumont. Aquella mujer menuda, que vestía de negro y resistía la vida con dosis de morfina, no lamentaba nada. Su “himno” emociona tanto...

(Elena, gracias por descubrirme en francés el mensaje de esta canción)

NON, JE NE REGRETTE RIEN

Non, rien de rien……… No, nada de nada
non, je ne regrette rien….. no, no lamento nada
ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal…. ni el bien que se me hizo, ni el mal
tout ça m'est bien égal…. todo eso me da igual.

Non, rien de rien……. No, nada de nada
non, je ne regrette rien…… no, no siento nada
c'est payé, balayé, oublié….. está pagado, barrido, olvidado,
je me fous du passé…… mis locuras del pasado.

Avec mes souvenirs…… Con mis recuerdos
j'ai allumé le feu……….. encendí el fuego
mes chagrins, mes plaisirs….. mis tristezas, mis placeres
je n'ai plus besoin d'eux…. no los necesito más
balayés mes amours….. barridos mis amores
avec leurs trémolos….. con sus temblores
balayés pour toujours….. barridos para siempre
je repars à zéro…. vuelvo a partir de cero.

Non, rien de rien…. No, nada de nada
non, je ne regrette rien…. no, no lamento nada
ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal….. ni el bien que se me hizo, ni el mal
tout ça m'est bien égal…. todo eso me da igual.

Non, rien de rien…..No, nada de nada
non, je ne regrette rien……no, no lamento nada
car ma vie……. porque mi vida
car mes joies….porque mis alegrías
aujourd'hui……. hoy
ça commence avec toi... comienzan contigo…


Non, je ne regrette rien, por Edith Piaf (1961):

No regrets, por Shirley Bassey (1964):

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