domingo, 24 de junio de 2012

ESTAMBUL: La “sultana valida” y la mezquita gótica


 La mezquita de la sultana valida Pertevniyal, en Aksaray (Estambul).
Foto: Carmen del Puerto.

Esta foto fue tomada desde la ventanilla de un autobús en el barrio estambulí de Aksaray. No sabía nada de esta mezquita, pero ahora me inspira una historia de sultanas, las madres de los sultanes, que no las esposas. Kenizé Mourad me enseñó que estas últimas recibían el nombre de “cadinas”, pero que si llegaban a ser madres de futuros sultanes, entonces se convertían en sultanas. Una “sultana valida”, además, tomaba partido en los asuntos de Estado y gobernaba el harén, una institución con gran influencia en el Imperio Otomano.

Pertevniyal, nacida en la región rumana de Valaquia, bajo el protectorado del Imperio Otomano, fue la esposa (cadina) del sultán Mahmud II el Reformador (1808-1839) y madre (sultana valida) del sultán Abdül Aziz (1861-1876). Cuentan que hizo con su hijo una visita oficial por Europa en 1867 y que, poco después, la emperatriz de Francia, la española Eugenia de Montijo, le devolvió la visita. El palacio de las columnas azules, de Pablo Martín Asuero, narra la relación que hubo entre la esposa de Napoleón III y Abdül Aziz. El sultán llevó a la emperatriz al palacio Dolmabahçe, donde su madre residía. Pero la sultana valida se sintió ofendida por la presencia de una extranjera en su harén y arreó una bofetada a la española, lo que estuvo a punto de provocar un conflicto internacional y la ruptura de relaciones entre Francia y Turquía. Carácter no le debió de faltar a Pertevniyal, que vivió 71 años, sobreviviendo a su hijo, que se suicidó, cortándose las muñecas tras haber sido destronado. Ella se hizo enterrar en el patio de la mezquita neogótica que lleva su nombre.

Se tardó sólo tres años en construirse; se inauguró en 1971. Contaba con estructuras subsidiarias –madrasa, mausoleo, cocinas, sala del reloj, biblioteca y fuente, además de los dos minaretes-, algunas de las cuales fueron demolidas o trasladadas tras las obras de renovación de la Plaza de Aksaray. Fue diseñada no se sabe muy bien por quién, quizá un arquitecto italiano llamado Montani Effendi o los hermanos armenios Sarkis y Agop Balyan, combinando estilos árabe, otomano, indio, gótico, renacentista e Imperio en lo que algún experto ha calificado de “estridente mezcla rococó sin gusto”.

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