sábado, 16 de junio de 2012

ESTAMBUL: La astrónoma turca que tenía pasaporte mexicano


 Cúmulo Pismis 24, junto a la nebulosa NGC 6357, en la constelación de Escorpión,
descubierto por Paris Pismis en 1959.
Crédito: NASA, ESA y J. Maíz Apellániz (IAA).
En el recuadro superior, la astrónoma Paris Pismis.
Foto: Carmen del Puerto.

En 1994 tuve la oportunidad de entrevistar a Paris Pismis (las eses de su apellido llevan cedilla) durante su estancia en el Instituto de Astrofísica de Canarias. La entrevista fue publicada en IAC Noticias (N. 3-1994, pp. 30-33). Falleció en 1999, cuando tenía 88 lúcidos años. Hoy la recuerdo en el bazar de la Retórica porque fue turca de nacimiento, una eminente astrónoma y, sobre todo, una gran mujer.

Se reproducen a continuación extractos de aquella entrevista personal.


PARIS PISMIS
La pasión turca: más de cincuenta años dedicados a la Astronomía

Su peculiar historia comparte escenario con la novela de Kenizé Mourad De parte de la princesa muerta. Como el personaje de la literatura, Paris Pismis cuenta que “vivió de niña la vigorosa revuelta de Mustafá Kemal (Atatürk, ‘el padre de los turcos’), que acabó con el decadente régimen de sultanato en Turquía”. También viajó y dejó parte de su vida en otros países, tan diferentes como Estados Unidos y México. Hoy se confiesa una viajera incansable, atrevida y sencilla a la vez. Orgullosa de ser mujer de Ciencia, mantiene que la mente humana no tiene límite y que nada reemplaza al sentido común. Vinculada a la Universidad de Harvard en su juventud, la profesora Paris Pismis es actualmente miembro del Instituto de Astronomía de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y una de las astrónomas de mayor prestigio del mundo. Su estancia en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) vuelve a coincidir, como en anteriores ocasiones, con algún acontecimiento de excepción: esta vez, los pequeños fragmentos de un cometa chocan con Júpiter, el gran planeta de nuestro Sistema Solar.”

“La vida de un astrónomo está llena de sorpresas”, comenta Paris Pismis. “La emoción y la excitación llegan con cada nuevo descubrimiento, siempre que el astrónomo tenga la madurez necesaria y cuente con información actualizada para apreciar la relevancia del hallazgo en el marco del universo conocido.”
“La Astronomía tiene muchas facetas –advierte-, desde el más simple trabajo observacional a los desarrollos teóricos más profundos. Como un todo, la Astronomía es un mosaico donde las diferentes piezas deberían combinarse para ofrecer una imagen del Universo donde vivimos.”

TURQUÍA Y ATATÜRK

“En Turquía, ahora hay una tendencia de ir hacia atrás. Mi tiempo coincidió con el de Atatürk y con los cambios que él introdujo. Fueron cambios demasiado rápidos; siguieron un poco después de su muerte, pero últimamente, los cambios en Irán han afectado un poco el ambiente. En cuanto al libro De parte de la princesa muerta, cuyo primer capítulo se ambienta en Turquía, creo que está muy bien documentado. Pero al leerlo, sentí que había algo en contra de los cambios de Atatürk, porque la madre de Kenizé Mourad sufrió mucho. Seguí con mucho interés si mi memoria y lo que había oído en la familia coincidían con el libro, y sí, coincidían muy bien. Pero después no pude seguir su vida fuera de Turquía.”

Puerta de la Universidad de Estambul.
Foto: Marta Lorena García Alonso.

LA OSADÍA DE “MADAME CURIE”

Hija de armenios, Paris Pismis nació en Estambul (Turquía), hace más años de los que en realidad aparenta. Su ilustre apellido, que en turco significa “bien cocido” o “bien maduro”, es algo así como un título nobiliario que le fue concedido al abuelo de su abuelo, entonces Ministro de Finanzas en Turquía, por cierto sultán en dificultades.

Además de armenio y turco en la “escuela primaria”, tuvo que aprender inglés y francés en la “escuela secundaria y preparatoria”. “Era una escuela americana -la American Mission Board-, una escuela que trataba de hacerse conocer en los ahora llamados países del Tercer Mundo, y Turquía era uno de ellos”, señala. Pese a las dificultades iniciales para seguir regularmente los cursos en inglés, Paris Pismis llegó a ser la primera de su promoción. Hoy, su idioma predilecto es el alemán; la inspiración de aprenderlo proviene de su gran afición: cantar Lieder de Schubert.

Después, las matemáticas llamaron su atención, que por su dificultad era algo a lo que las mujeres no solían acceder, según la creencia de entonces. Sin embargo, “si Madame Curie pudo hacer trabajos teóricos, por qué yo no”, se dijo. Paris Pismis tenía 18 años y todo el empeño por vencer el reparo a que ella, de buena familia y educada en escuelas femeninas, fuera a la universidad, donde se pensaba que las mujeres iban a divertirse o a encontrar marido. Expresado con sus propias palabras, lloró sistemáticamente hasta convencer a sus padres de que debía seguir estudiando.

En los últimos años de carrera, estudió Astronomía Teórica, llamando ya entonces la atención de su profesor. Pero tan pronto terminó los cursos, la Universidad tomó una dirección nueva “Todos los maestros fueron jubilados y sustituidos por profesores que venían de Alemania, que escapaban de Hitler. La Universidad se llenó de profesores extranjeros, el 90%. También vinieron astrónomos conocidos, y yo trabajé con alguno de ellos, como Finley Freundlich, que a diferencia de mis anteriores maestros sí había hecho investigación. Con mucha ilusión, empecé a trabajar con Freundlich, aprendí con él la astrofísica que no sabía y traduje sus cursos del inglés al turco; mientras tanto perfeccioné el alemán.”

Tras obtener el doctorado en Turquía, con una tesis dirigida por Freundlich sobre la rotación de nuestra galaxia, Paris Pismis permaneció más de tres años en Estados Unidos, en la sección de Astronomía de la Universidad de Harvard. Por esta universidad, la de mayor prestigio en aquella época, pasaban los astrónomos famosos, especialmente en 1939 (Shapley, Morgan…), con motivo de lo que fue la primera “escuela de verano”, en la que Pismis participó.

Tras casarse con Félix Recillas, un mexicano que conoció en Harvard estudiando Astronomía y hoy prestigioso doctor en Matemáticas, se marchó a México justo cuando se inauguraba el Observatorio de Astrofísica de Tonantzintla, y allí aprendió español, su sexto idioma. Cuatro años después estuvo de nuevo en Estados Unidos con una beca Guggenheim y de regreso a tierras mexicanas se incorporó a la Universidad, que tenía el Observatorio de Tacubaya, creado en 1878. “Allí empezamos a formar estudiantes. Yo era la encargada de impulsar y darle ‘sabor’ a la Astronomía. Tenía tres jóvenes que venían de la Facultad de Ciencias, Física y Matemáticas, con ellos empezamos a trabajar. Trataba de mostrar lo que tenía la Astronomía: teoría, por ejemplo, para que se dieran cuenta de que la Astronomía no es sólo ‘bla, bla, bla’, sino que tiene raíces.”

Actualmente es miembro emérito formal de la UNAM. “En México –subraya- no se tiene que hablar necesariamente de jubilación. Disfruto de todos los derechos de mi instituto, no estoy jubilada y sigo trabajando. No lo hago muy rápidamente, pero siempre pienso.” Con pasaporte mexicano, Paris Pismis sigue viajando a Turquía una vez al año. A pesar de los agotadores viajes transatlánticos, visita Esmirna, donde se encuentra el grupo de Astronomía que ella misma ayudó a crear. Ha sido y es maestra de maestros, muchos de ellos de renombre internacional. En familia, también vive rodeada de científicos: tanto sus dos hijos como su nieto, que últimamente la acompaña en sus viajes, están relacionados profesionalmente con la Astronomía y las Matemáticas.

“Astrónomo” es la profesión que acreditan sus documentos y rara vez se ha dedicado a algo que no fuera la Astronomía, abordándola tanto en trabajos teóricos como en el plano observacional. Sólo dos grandes hobbies: la música –a los siete años aprendió a tocar el piano- y la pintura. Siente el orgullo de haber pintado la primera cúpula ortogonal, telescopios a colores, un rincón del Observatorio de Tonantzintla y los maguey que desde él se observan, como si de estrellas se tratara.

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