sábado, 30 de junio de 2012

ESTAMBUL: La penitencia de la Medusa


 Cabeza de medusa soportando una columna en la Cisterna Basílica de Estambul.
Foto: Carmen del Puerto.

 
El bosque de columnas iluminado de Yerebatan Sarnici (Estambul), cerca de la mezquita de Santa Sofía.
Foto: Carmen del Puerto.

No lo soporto más. Condenada a vivir boca abajo en esta cárcel llena de barrotes (exactamente 336, que los he contado), con esta humedad que pudre los rizos de mi cabello, mis lindas y afamadas serpientes. ¿Tan grave fue mi delito? Un poco de coquetería tan solo: mirar fijamente a los ojos y convertir en piedra a quien me devolviera la mirada. Además, ¿acaso no tuve bastante con que me decapitara Perseo para luego utilizarme como arma defensiva? Hacerme esto a mí, una de las tres mitológicas gorgonas, que fui una diosa telúrica del inframundo, con poderes contra los malos augurios, escudo protector de Alejandro Magno, musa de Rubens, de Caravaggio… y modelo de Bernini, que me esculpió como él sólo sabía hacerlo. Encima van y me colocan en esta humillante posición sujetando esta columna de mármol que aplasta mi cuello guillotinado. Lo mismo le ha pasado a mi hermana gemela, aquí a mi lado, aunque a ella la situaron lateralmente, con su pómulo derecho contra el suelo.

Mira que llamar a esta cisterna bizantina Yerebatan Sarnici (Palacio Sumergido). Menudos arquitectos, con unas columnas más cortas que otras, algunas bulbosas, con capiteles dóricos, jónicos y corintios, todas distintas, como si hubieran echado mano de retales. ¿Por qué no construiría Constantino esta basílica subterránea con todas las columnas iguales? ¿O fue idea de Justiniano, que la reconstruyó como cisterna para asegurar el suministro de agua a la ciudad cuando los enemigos asediaran Constantinopla? 80.000 m3 de agua para que, al final, sólo sirvieran para regar los jardines del Palacio de Topkapi, aunque los otomanos terminaron optando por el agua corriente frente al agua almacenada y abandonando la cisterna, y a mí, durante siglos.

Con la sangre siempre en la cabeza, sólo me consuela que haya medusas asesinas en las aguas de Australia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario