sábado, 31 de marzo de 2012

Vino micénico en Borges


 Ritones y ánfora micénicos. Museo Arqueológico de Micenas.
Foto: Carmen del Puerto.

El argentino Jorge Luis Borges, que todo lo escribió, también compuso versos dedicados al vino. Y lo hizo como si escribiera a un amigo, confiando en que le enseñaría el arte de ver su propia historia, “como si ésta ya fuera ceniza en la memoria”. El vino, que “fluye rojo a lo largo de las generaciones”, “como el río del tiempo”, que “exalta la alegría o mitiga el espanto”, fue vertido en un soneto con referencias micénicas.
 
SONETO DEL VINO

En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.
Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.

En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.
Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías.

Vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.
En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.

En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.
Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.

Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.
Vino del mutuo amor o la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.

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