sábado, 31 de marzo de 2012

Otoño en Shiraz



 Uva shiraz en una finca australiana.
Foto: Carmen del Puerto.

Al pie de los Montes Zagros y próxima a Persépolis, Shiraz fue la capital iraní en el siglo XVIII, con la dinastía Zand. Hoy se vende como la ciudad del vino, la poesía, las rosas y las luciérnagas, con muchos siglos de historia en sus calles. Da nombre a una cepa tinta que permite elaborar un exquisito vino monovarietal, hoy producido en muchas regiones cálidas del mundo, como el sur de Francia, Australia, Sudáfrica o España. Aunque algunos niegan que la uva de color púrpura y racimo largo proceda de la antigua Persia, adoptando incluso diferentes grafías o términos- Candive Noir, Entournerein, Hermitage, Hignin Noir, Petite Syrah, Plan de la Biaune, Schiraz, Sérine, Séräne, Shiraz, Sirac, Sirah, Syra, Syrac-, lo cierto es que su vino embriaga como los cuentos orientales de las Mil y una Noches.

Pero Shiraz me recuerda asimismo una lectura que hace pensar más que evadirse, especialmente en esta época de “primaveras árabes” que tanto apoyamos en nuestro “civilizado” mundo occidental, aunque antes les reíamos las gracias a los dictadores. También la dictadura del sha de Persia Mohammad Reza Pahlevi -¡cuánto lujo y glamour desplegado en las páginas del Hola!- generó descontento en el pueblo iraní. Su indignación acabó, como sabemos, en revolución islámica, sentando en el poder a los ayatollahs. Derrocado el sha, el rencor y la venganza se cebó hasta el límite en los afectos, por acción u omisión, al régimen anterior. Otoño en Shiraz”, de la iraní Dalia Sofer, cuenta precisamente la historia de una familia que sufrió esa humillación, la suya propia, la misma por la que pasan siempre los que salen perdiendo de las revoluciones, sean éstas de la tendencia que sean.

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