Detalle de la
exposición “Huichol, un peuple qui chemine à la recherche de l’aube”
(“Huicholes, un pueblo que camina en busca del amanecer”), en el Centro
Cultural de México, en París.
Foto: Carmen
del Puerto.
Vestimenta
típica huichola, expuesta en el Centro Cultural de México, en París.
Foto:
Carmen del Puerto.
Nuño Beltrán de Guzmán fue el conquistador español que
fundó, entre 1530 y 1531, el primer asentamiento hispano de Nayarit (México),
en el denominado “Reino de la Nueva Galicia”, dejando a su paso una estela de
destrucción. Pero el primer español que llegó a aquel estado, en 1524, y que ya
había arrasado lo suyo fue Francisco Cortés de San Buenaventura, sobrino del
conquistador homónimo. Los huicholes se refugiaron entonces en los riscos de la
sierra y gracias a esos bastiones naturales aseguraron su integridad y
homogeneidad como grupo étnico durante siglos.
En el supuesto proceso de aculturación de los
huicholes, el sincretismo no se dio en la concepción del universo, el origen de
la vida o la razón de la existencia del ser humano, es decir, en la esencia de
la cultura huichol. Sí se plasmó en los nombres con que se identifican las
poblaciones (Santa Bárbara…), los términos con que se define la jerarquía en la
base social (gobernador) o la asimilación del castellano. Incluso, como podía verse
en el documental de “Otros Pueblos” (ver la entrada “Psicodelia huichola”), en
el maletín que forma parte de la ceremonia huichola del peyote como símbolo del
“poder terrenal”. Ese maletín contenía censos catastrales y sellos del
Ayuntamiento, elementos clave que los identifica como habitantes de la
República de México.
Pero tanto su organización social como el mismo
rito del peyote confieren a este pueblo una identidad auténtica, difícil de
mantener en un contexto de frágil equilibrio entre cristianización y pervivencia
de formas religiosas indígenas y entre modernidad y tradición. Los huicholes quieren
seguir siendo lo que fueron, una entidad independiente con sus propias
costumbres y su singular manera de entender la vida. Y están en su derecho, siempre
que ello no atente contra la vida de nadie ni contra los derechos de las nuevas
generaciones huicholas.
(Gracias, Elena, por tu ayuda).
No hay comentarios:
Publicar un comentario