Demonio de Tasmania disecado, expuesto en el Healesville Wildlife Sanctuary, próximo a Melbourne (Australia).
Foto: Carmen del Puerto.
Foto: Carmen del Puerto.
Muchos supimos de la existencia de esta especie autóctona australiana gracias a la baraja de cartas infantil editada por Fournier con los personajes animados de la Warner Bros. Con ella jugábamos a “La Mona”, que consistía en formar parejas de cartas iguales con las imágenes de los Looney Tunes: Piolín, Silvestre, Bugs Bunny, Pato Lucas, Coyote, Correcaminos, Porky Pig, Gallo Claudio, Elmer Gruñón, Sam Bigotes… Perdía el que no lograba deshacerse de la única carta sin pareja. Y ésta era… el Demonio de Tasmania. La idea central de su caricatura en la serie de dibujos animados era su apetito feroz, que reforzaban sus largos y afilados dientes caninos y sus gruñidos, en consonancia con su imagen real. Un aspecto de vampiro negro que justifica el nombre de este marsupial carnívoro y carroñero, hoy, sin embargo, en peligro de extinción.
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