sábado, 7 de enero de 2012

La muerte en bicicleta

Obra expuesta en el Centro Cultural Santo Domingo, de Oaxaca (México).
Foto: Carmen del Puerto.


No sé qué escribir sobre esta foto, que tomé en el Museo de las Culturas de Oaxaca, ubicado en el ex Convento de Santo Domingo, centro de evangelización del virreinato. Con 14 salas que abarcan 10.000 años de historia, esta construcción monumental te deja sin aliento. Como si hubieras pedaleado 10.000 kilómetros y llegaras a la meta exhausta. Quizá fue eso lo que les pasó a estos ciclistas, que se quedaron sin provisiones y acabaron dejándose la piel y la carne por el camino. Claro que olvido la obsesión de los mexicanos por festejar el culto a la muerte y la estética de esqueletos y calaveras que impera en las tiendas de souvenires.

Pero también podría relacionar esta imagen con Muerte de un ciclista, la inquietante película hispano-iltaliana que dirigió Juan Antonio Bardem en 1955, con Lucía Bosé y Alberto Closas interpretando con magisterio a dos amantes clandestinos que en la posguerra franquista atropellan accidentalmente a un ciclista y huyen sin prestarle el debido auxilio. Atormentados por el remordimiento, no podrán eludir su destino final, ligado igualmente a una bicicleta. Una película que, aun denunciando el fariseísmo de la clase burguesa y anunciando incipientes cambios sociales en el trasfondo político español de la época, pasó la censura franquista… con la calificación de “gravemente peligrosa”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario