La
mezquita de la sultana valida Pertevniyal, en Aksaray (Estambul).
Foto:
Carmen del Puerto.
Esta foto fue tomada
desde la ventanilla de un autobús en el barrio estambulí de Aksaray. No sabía
nada de esta mezquita, pero ahora me inspira una historia de sultanas, las
madres de los sultanes, que no las esposas. Kenizé Mourad me enseñó que estas
últimas recibían el nombre de “cadinas”, pero que si llegaban a ser madres de
futuros sultanes, entonces se convertían en sultanas. Una “sultana valida”,
además, tomaba partido en los asuntos de Estado y gobernaba el harén, una
institución con gran influencia en el Imperio Otomano.
Pertevniyal, nacida
en la región rumana de Valaquia, bajo el protectorado del Imperio Otomano, fue
la esposa (cadina) del sultán Mahmud II el Reformador (1808-1839) y madre (sultana
valida) del sultán Abdül Aziz (1861-1876). Cuentan que hizo con su hijo una
visita oficial por Europa en 1867 y que, poco después, la emperatriz de Francia,
la española Eugenia de Montijo, le devolvió la visita. El palacio de las columnas azules, de Pablo Martín Asuero, narra la relación que hubo entre la esposa de
Napoleón III y Abdül Aziz. El sultán llevó a la emperatriz al palacio
Dolmabahçe, donde su madre residía. Pero la sultana valida se sintió ofendida
por la presencia de una extranjera en su harén y arreó una bofetada a la
española, lo que estuvo a punto de provocar un conflicto internacional y la
ruptura de relaciones entre Francia y Turquía. Carácter no le debió de faltar a
Pertevniyal, que vivió 71 años, sobreviviendo a su hijo, que se suicidó,
cortándose las muñecas tras haber sido destronado. Ella se hizo enterrar en el
patio de la mezquita neogótica que lleva su nombre.
Se tardó sólo tres
años en construirse; se inauguró en 1971. Contaba con estructuras subsidiarias
–madrasa, mausoleo, cocinas, sala del reloj, biblioteca y fuente, además de los
dos minaretes-, algunas de las cuales fueron demolidas o trasladadas tras las
obras de renovación de la Plaza de Aksaray. Fue diseñada no se sabe muy bien
por quién, quizá un arquitecto italiano llamado Montani Effendi o los hermanos
armenios Sarkis y Agop Balyan, combinando estilos árabe, otomano, indio, gótico,
renacentista e Imperio en lo que algún experto ha calificado de “estridente
mezcla rococó sin gusto”.
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