Cúmulo
Pismis 24, junto a la nebulosa NGC
6357, en la constelación de Escorpión,
descubierto por Paris Pismis en 1959.
Crédito:
NASA, ESA y J. Maíz Apellániz (IAA).
En
el recuadro superior, la astrónoma Paris Pismis.
Foto:
Carmen del Puerto.
En 1994 tuve la
oportunidad de entrevistar a Paris Pismis (las eses de su apellido llevan
cedilla) durante su estancia en el Instituto de Astrofísica de Canarias. La
entrevista fue publicada en IAC Noticias
(N. 3-1994, pp. 30-33). Falleció en 1999, cuando tenía 88 lúcidos años. Hoy la
recuerdo en el bazar de la Retórica porque fue turca de nacimiento, una
eminente astrónoma y, sobre todo, una gran mujer.
Se reproducen a
continuación extractos de aquella entrevista personal.
PARIS PISMIS
La pasión turca: más de cincuenta años dedicados a la Astronomía
Su peculiar historia
comparte escenario con la novela de Kenizé Mourad De parte de la princesa muerta. Como el personaje de la literatura,
Paris Pismis cuenta que “vivió de niña la vigorosa revuelta de Mustafá Kemal (Atatürk,
‘el padre de los turcos’), que acabó con el decadente régimen de sultanato en
Turquía”. También viajó y dejó parte de su vida en otros países, tan diferentes
como Estados Unidos y México. Hoy se confiesa una viajera incansable, atrevida
y sencilla a la vez. Orgullosa de ser mujer de Ciencia, mantiene que la mente
humana no tiene límite y que nada reemplaza al sentido común. Vinculada a la
Universidad de Harvard en su juventud, la profesora Paris Pismis es actualmente
miembro del Instituto de Astronomía de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma
de México) y una de las astrónomas de mayor prestigio del mundo. Su estancia en
el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) vuelve a coincidir, como en
anteriores ocasiones, con algún acontecimiento de excepción: esta vez, los
pequeños fragmentos de un cometa chocan con Júpiter, el gran planeta de nuestro
Sistema Solar.”
“La vida de un
astrónomo está llena de sorpresas”, comenta Paris Pismis. “La emoción y la
excitación llegan con cada nuevo descubrimiento, siempre que el astrónomo tenga
la madurez necesaria y cuente con información actualizada para apreciar la
relevancia del hallazgo en el marco del universo conocido.”
…
“La Astronomía tiene
muchas facetas –advierte-, desde el más simple trabajo observacional a los
desarrollos teóricos más profundos. Como un todo, la Astronomía es un mosaico
donde las diferentes piezas deberían combinarse para ofrecer una imagen del
Universo donde vivimos.”
…
TURQUÍA Y ATATÜRK
“En Turquía, ahora
hay una tendencia de ir hacia atrás. Mi tiempo coincidió con el de Atatürk y
con los cambios que él introdujo. Fueron cambios demasiado rápidos; siguieron
un poco después de su muerte, pero últimamente, los cambios en Irán han
afectado un poco el ambiente. En cuanto al libro De parte de la princesa muerta, cuyo primer capítulo se ambienta en
Turquía, creo que está muy bien documentado. Pero al leerlo, sentí que había
algo en contra de los cambios de Atatürk, porque la madre de Kenizé Mourad
sufrió mucho. Seguí con mucho interés si mi memoria y lo que había oído en la
familia coincidían con el libro, y sí, coincidían muy bien. Pero después no
pude seguir su vida fuera de Turquía.”
…
Puerta
de la Universidad de Estambul.
Foto:
Marta Lorena García Alonso.
LA OSADÍA
DE “MADAME CURIE”
Hija de armenios,
Paris Pismis nació en Estambul (Turquía), hace más años de los que en realidad
aparenta. Su ilustre apellido, que en turco significa “bien cocido” o “bien
maduro”, es algo así como un título nobiliario que le fue concedido al abuelo
de su abuelo, entonces Ministro de Finanzas en Turquía, por cierto sultán en
dificultades.
Además de armenio y
turco en la “escuela primaria”, tuvo que aprender inglés y francés en la “escuela
secundaria y preparatoria”. “Era una escuela americana -la American Mission
Board-, una escuela que trataba de hacerse conocer en los ahora llamados países
del Tercer Mundo, y Turquía era uno de ellos”, señala. Pese a las dificultades
iniciales para seguir regularmente los cursos en inglés, Paris Pismis llegó a
ser la primera de su promoción. Hoy, su idioma predilecto es el alemán; la inspiración
de aprenderlo proviene de su gran afición: cantar Lieder de Schubert.
Después, las matemáticas
llamaron su atención, que por su dificultad era algo a lo que las mujeres no
solían acceder, según la creencia de entonces. Sin embargo, “si Madame Curie
pudo hacer trabajos teóricos, por qué yo no”, se dijo. Paris Pismis tenía 18
años y todo el empeño por vencer el reparo a que ella, de buena familia y
educada en escuelas femeninas, fuera a la universidad, donde se pensaba que las
mujeres iban a divertirse o a encontrar marido. Expresado con sus propias
palabras, lloró sistemáticamente hasta convencer a sus padres de que debía
seguir estudiando.
En los últimos años
de carrera, estudió Astronomía Teórica, llamando ya entonces la atención de su
profesor. Pero tan pronto terminó los cursos, la Universidad tomó una dirección
nueva “Todos los maestros fueron jubilados y sustituidos por profesores que
venían de Alemania, que escapaban de Hitler. La Universidad se llenó de
profesores extranjeros, el 90%. También vinieron astrónomos conocidos, y yo
trabajé con alguno de ellos, como Finley Freundlich, que a diferencia de mis
anteriores maestros sí había hecho investigación. Con mucha ilusión, empecé a
trabajar con Freundlich, aprendí con él la astrofísica que no sabía y traduje
sus cursos del inglés al turco; mientras tanto perfeccioné el alemán.”
Tras obtener el
doctorado en Turquía, con una tesis dirigida por Freundlich sobre la rotación
de nuestra galaxia, Paris Pismis permaneció más de tres años en Estados Unidos,
en la sección de Astronomía de la Universidad de Harvard. Por esta universidad,
la de mayor prestigio en aquella época, pasaban los astrónomos famosos,
especialmente en 1939 (Shapley, Morgan…), con motivo de lo que fue la primera
“escuela de verano”, en la que Pismis participó.
Tras casarse con
Félix Recillas, un mexicano que conoció en Harvard estudiando Astronomía y hoy
prestigioso doctor en Matemáticas, se marchó a México justo cuando se
inauguraba el Observatorio de Astrofísica de Tonantzintla, y allí aprendió
español, su sexto idioma. Cuatro años después estuvo de nuevo en Estados Unidos
con una beca Guggenheim y de regreso a tierras mexicanas se incorporó a la
Universidad, que tenía el Observatorio de Tacubaya, creado en 1878. “Allí
empezamos a formar estudiantes. Yo era la encargada de impulsar y darle ‘sabor’
a la Astronomía. Tenía tres jóvenes que venían de la Facultad de Ciencias,
Física y Matemáticas, con ellos empezamos a trabajar. Trataba de mostrar lo que
tenía la Astronomía: teoría, por ejemplo, para que se dieran cuenta de que la
Astronomía no es sólo ‘bla, bla, bla’, sino que tiene raíces.”
Actualmente es miembro
emérito formal de la UNAM. “En México –subraya- no se tiene que hablar
necesariamente de jubilación. Disfruto de todos los derechos de mi instituto,
no estoy jubilada y sigo trabajando. No lo hago muy rápidamente, pero siempre
pienso.” Con pasaporte mexicano, Paris Pismis sigue viajando a Turquía una vez
al año. A pesar de los agotadores viajes transatlánticos, visita Esmirna, donde
se encuentra el grupo de Astronomía que ella misma ayudó a crear. Ha sido y es
maestra de maestros, muchos de ellos de renombre internacional. En familia,
también vive rodeada de científicos: tanto sus dos hijos como su nieto, que
últimamente la acompaña en sus viajes, están relacionados profesionalmente con
la Astronomía y las Matemáticas.
“Astrónomo” es la
profesión que acreditan sus documentos y rara vez se ha dedicado a algo que no
fuera la Astronomía, abordándola tanto en trabajos teóricos como en el plano
observacional. Sólo dos grandes hobbies: la música –a los siete años aprendió a
tocar el piano- y la pintura. Siente el orgullo de haber pintado la primera
cúpula ortogonal, telescopios a colores, un rincón del Observatorio de
Tonantzintla y los maguey que desde él se observan, como si de estrellas se
tratara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario