Viñedos Fergusson, en Yarra Valley (Victoria, Australia).
Foto: Carmen del Puerto.
Se conocen, se enamoran, se casan, se reproducen, se emborrachan, se destruyen. “Días de vino y rosas” (Blake Edwards, 1962) es un intenso drama sobre los estragos del alcoholismo y, en general, de cualquier adicción que nos tiranice. En esta película, asistimos a todas las etapas inherentes al proceso destructivo, en uno u otro sentido según el personaje. Quien solía estar ebrio (Jack Lemmon) consigue dejar la bebida gracias a Alcohólicos Anónimos, pero no se librará del sentimiento de culpa. Quien era abstemio (Lee Remick) se inicia en la bebida por inducción de su pareja, aunque esconde cierta predisposición congénita que, finalmente, la hará caer sin remisión en el abismo.
Hay versiones para todos los gustos de “The days of Wine and Roses”, que ganó en 1963 el Oscar a la mejor canción.
“The days of Wine and Roses”, de Henry Mancini y Johnny Mercer:
Versión de Frank Sinatra:
Versión de Shirley Bassey:
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