sábado, 24 de septiembre de 2011

EN LAS ANTÍPODAS: Tierra de nadie


Amanecer en el Uluru (Ayers Rock), la montaña sagrada de los aborígenes australianos.
Foto: Carmen del Puerto.

Terra nullius. La colonización rescató esta expresión latina del Derecho romano, el principio de que la tierra no tenía dueño para poder ocuparla bajo amparo legal. Se privaba así a los nativos de sus derechos de propiedad sobre el territorio donde vivían, que los colonos se repartieron impunemente.

En 1992, en un intento de reconciliación con los aborígenes australianos, se anuló el decreto por el que Australia no pertenecía a nadie en la época de la colonización británica. La Native Title Act determinaba, en su lugar, que si los aborígenes podían demostrar haber ocupado una zona ininterrumpidamente, tendrían derecho a reclamarla como propia.

En 1993, Año Internacional de los Pueblos Indígenas, los Anangu, que habían recuperado la propiedad sobre el territorio del Uluru por vivir en él desde hacía más de 20.000 años, exigieron el simbólico cambio de nombre de su montaña sagrada. Y la emblemática roca, hasta entonces conocida en inglés como “Ayers Rock”, recuperó su nombre tradicional, “Uluru”, aunque hoy convivan las dos denominaciones.

Ver otra imagen del Uluru al amanecer publicada en este blog del 10 de septiembre:


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