El Uluru, en primer plano, y Kata Tjuta (Las Olgas),
insinuadas en el horizonte, a la izquierda.
Foto: Carmen del Puerto.
Las Olgas.
Foto: Carmen del Puerto.
Camellos afganos, merodeando en el entorno de Kata Tjuta.
Foto: Carmen del Puerto.
El Uluru no está solo. A poca distancia, le hacen compañía 36 monolitos más, también majestuosos, incluso de mayor altura. Son las cúpulas rocosas de Kata Tjuta (Las Olgas), que forman un laberinto de estrechas simas y anchos valles. En torno a ellas puedes ver camellos salvajes afganos, introducidos por los ingleses en el siglo XIX. Y sobre este alucinante paisaje telúrico, un cielo austral de película, donde las Nubes de Magallanes parecen al alcance de la mano. Por todo ello, visitar el Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta compensa sobradamente las casi 30 horas de vuelo y el inevitable jet lag.
Sobrevolando el Uluru.
Foto: Carmen del Puerto.
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