Fotos: Carmen del Puerto.
Isla Kangaroo (Australia), 08/03/2011
No son cuadros surrealistas de Salvador Dalí. Tampoco, esculturas abstractas de Henry Moore. Más bien son un capricho estético de la Naturaleza, geología inexplicable de formas cóncavas y convexas que causan admiración. Son las Notables Rocas (Remarkable Rocks, en inglés), que da un valor añadido al Parque Nacional Flinders Chase, al oeste de la isla Kangaroo, al sur de Australia y frente al Océano Índico. Grandes rocas de granito en precario equilibrio que hablan del paso del tiempo, de una erosión de millones de años debida a la acción del viento, de la lluvia y del mar. Monumentos pétreos que también nos remiten a una doble simbiosis con la vida bajo un cielo limpio de contaminación: sobre ellos vive un manto rojizo de líquenes, impensable en las ciudades con dióxido de azufre en la atmósfera. Esta colonia de algas y hongos que convive en perfecta armonía, reportándose beneficios mutuos, son capaces de fijar el nitrógeno del aire y de realizar la fotosíntesis para conseguir su alimento, incluso en el hábitat más extremo. Un reducto de biodiversidad que certifica la calidad del aire que respiras mientras contemplas tan magnífica manifestación del Arte.
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