La serpiente Taipan es de origen australiano y la más venenosa del mundo.
Healesville Sanctuary, Victoria (Australia).
Foto: Carmen del Puerto.
BILL BRYSON:
“Es el hogar del ser vivo más grande de la Tierra, la Gran Barrera Australiana, y del monolito más famoso e impresionante, Ayers Rock (o Uluru), si utilizamos un nombre aborigen más respetuoso, y ahora oficial). Tiene más cosas que pueden matarte que ningún otro lugar. Las diez serpientes más venenosas del mundo son australianas. Estos cinco animales: la araña de tela de embudo, la medusa cofre, el pulpo de anillos azules, la garrapata paralizadora y el pez piedra son los más letales de su especie en el mundo. Es un país en el que el gusano más peludo puede dejarte seco con su venenoso pinchazo, donde los moluscos no sólo pican sino que a veces te persiguen. Si recoges una inocua caracola de la playa de Queensland, como suelen hacer los incautos turistas, descubrirás que el animalito que hay dentro no es sólo sorprendentemente veloz e irritable, sino muy venenoso. Si no te pican ni muerden mortalmente de forma inesperada, se te puede zampar un tiburón o un cocodrilo, unas irresistibles corrientes te arrastrarán mar adentro o morirás implacablemente abrasado en el asfixiante outback. Es un lugar duro”. (BILL BRYSON. En las antípodas. RBA. Barcelona, 2006. pág. 15).
Con esta carta de presentación de Australia, con tantos animales ponzoñosos, cualquiera se baña en sus aguas, es más nadie viajaría a un país que, para colmo, está tan lejos de todo, en las antípodas. Sin embargo, con ese humor “venenoso”, el escritor Bill Bryson vende como nadie un país fascinante, alegre y hospitalario, que seguro no te decepcionará. Si no lo visitas, nunca verás, por ejemplo, cómo cambia de color la montaña sagrada de los aborígenes (ver foto a continuación), de la que prometo hacer un reportaje gráfico en posteriores entradas de este blog.
El Uluru (Ayers Rock), al amanecer.
Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta (Australia).
Foto: Carmen del Puerto.
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