Fotos: Carmen del Puerto.
Son muy agradecidas. Saben posar y no te piden nada a cambio. Por el contrario, te regalan colores, aromas… Incluso, un néctar, que verás convertido en miel de abeja. Impresionan las retinas, despiertan los recuerdos, cubren el paisaje de elegancia. Con ellas, se comparten alegrías y tristezas. Inútil resistirse a sus encantos. Por eso, yo hoy te regalo flores, sea cual sea tu estado de ánimo.
(Gracias, querida prima, por contagiarme esta pasión,
aunque mis flores no tengan la calidad estética de las tuyas)
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