Cangrejos fantasma o de arena en una playa de Gabón.
Foto: Carmen del Puerto.
¿El Desembarco de
Normandía? No exactamente. No era el mítico día D ni el 6 de junio de 1944,
principio del fin de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco el desembarco se
produjo en ninguna de las playas normandas de Calvados, al noroeste de Francia,
ni se denominaba en clave “Operación Neptuno”. Es más, creo que no se trataba
de tropas aliadas, sino de 150.000 soldados alemanes, muy rubios y
disciplinados que marchaban con el brazo en alto. Iban armados cuando los vi al amanecer en
aquella playa del Atlántico, de nacionalidad gabonesa. Un ejército que avanzaba
hacia los lados y hacia atrás, supongo que siguiendo estrictas órdenes de sus mandos
o directamente del mariscal Rommel, antes de que este personaje se suicidara. Pero
la batalla estaba ganada de antemano. A pesar de sus poderosas pinzas y de
haber minado la playa de agujeros, mi presencia y mi cámara de fotos los
asustaba de tal manera que a un paso de avance mío ellos retrocedían en masa, refugiándose
de nuevo en el agua o enterrándose en la arena. Por eso, en aquella playa de
Gabón, me sentí el general Eisenhower, derrotando a la Wehrmacht del III Reich y
liberando a Francia de los odiados nazis. ¡Ay, si a Hollywood le interesara mi
historia!
¡¡Serías una genial guionista!!
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