Niña disfrazada en una calle de Nápoles.
Foto: Carmen del Puerto.
Sus padres atienden un puesto de confetti en una calle de Nápoles, mientras ella luce un elaborado vestido de época sobre una alfombra de coloridas trizas de papel. Es Carnaval y hay que darle un tono festivo a la celebración. De modo que la niña hace lo propio y se divierte lanzando al aire una lluvia de confetti. Pero mi mirada digital la intimida. Quizá tema ser reprendida por su cándida inocencia, como si yo fuera un carabinieri que fuera a desmantelar el negocio familiar. Pero unos segundos después, la bambina me sonríe. El miedo ha pasado y la fiesta continúa.
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