Escolares de Ciudad de México.
Foto: Carmen del Puerto.
Ellas no son culpables, sólo son ingeniosas. Pero entristece que se financien su viaje de fin de curso vendiendo besos y abrazos. Ellas no son culpables, sólo son ingeniosas. Pero a su edad han aprendido que nadie regala nada, y ellas tampoco. Ellas no son culpables, sólo son ingeniosas. Y al menos no delegan en sus padres la venta de lotería, toallas o polvorones. Ellas no son culpables, sólo son ingeniosas. Aunque podrían haber ideado obtener su recompensa económica a cambio de algún esfuerzo o tarea en bien de la comunidad. Ellas no son culpables, sólo son… ingeniosas.
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