Niños cubanos en el Monumento al Che en la Plaza de la Revolución de Santa Clara (Cuba).
Foto: Carmen del Puerto.
Unos hacen la revolución y otros la estudian, con mayor o menor entusiasmo. Un fervor que parece declinar con el tiempo en un país como Cuba, que defiende su historia revolucionaria y sus reconocidos logros, entre ellos la educación. Pero el Che, que era argentino y realmente se llamaba Ernesto Guevara de la Serna, continúa levantando pasiones, no sólo en el Caribe. Sus fieles peregrinan hasta su mausoleo, en Santa Clara, donde descansan sus restos desde 1997. El comandante que condujo una columna rebelde desde Sierra Maestra hasta la provincia de las Villas es un héroe de leyenda, inmortalizado en los libros de texto de los escolares cubanos. Ya lo dijo él: “hasta la victoria siempre”.
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