Cuando era niña, recorté de una revista una foto de Marilyn (la imagen superior) y la guardé, durante mucho tiempo, en una caja con otras leyendas del celuloide. Ella era el sueño de los fotógrafos, el símbolo sexual de los 50, la rubia más explosiva del cine, una bola de fuego del star system. Su sensualidad sin artificios se retrataba sola y dejaba improntas como su erótica imagen con mantilla. Hoy, la industria del perfume le debe mucho y, por ello, rescato su memoria en el bazar de la Retórica.
Literatura y vanidad, mucha vanidad. Esta es la propuesta bloguera y narcisista que quiero compartir en el ciberespacio. Un bazar al estilo árabe o turco, donde textos con imágenes e imágenes con textos se alternan invitando a viajar de un continente a otro, cuando no a reflexionar sobre la Retórica de Aristóteles o el arte de la persuasión.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario