sábado, 29 de octubre de 2011

El metro y la Revolución


“Metro de platino del Conservatorio”, fabricado por el ingeniero Etienne Lenoir en 1799 
y conservado en el Museo de Artes y Oficios de París.
Foto: Carmen del Puerto.

Ley del 18 de Germinal del año III (7 de abril de 1795, para entendernos). La República Francesa adopta el sistema métrico decimal con una nueva vara de medir: el “metro”. Se fabrica una barra de platino e iridio, que se deposita en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas de Sévres, cerca de París. Sobre la barra, se graban dos finas marcas paralelas: la distancia entre ellas define el metro. Artículo 5: “Llamaremos metro a la medida de longitud equivalente a la diezmillonésima parte del arco del meridiano terrestre comprendido entre el polo boreal y el ecuador; litro (la pinte), a la medida de capacidad, tanto de líquidos como de materias secas (sólidos), cuyo contenido será el cubo de la décima parte de un metro; gramo, al peso absoluto de un volumen de agua pura equivalente al cubo de la centésima parte de un metro y a la temperatura de fusión del hielo”.

1983. La 17ª Conferencia Internacional de Pesas y Medidas, celebrada en París, redefine el metro patrón como “‘la longitud de la trayectoria que recorre la luz en el vacío durante un intervalo de 1/299792458 de segundo”. El espacio se somete al tiempo y a la velocidad de la luz, que según la teoría de la relatividad de Einstein es constante, medida desde cualquier sistema de referencia posible en el Universo, y en principio insuperable… si los neutrinos no resultan ser 60 nanosegundos más rápidos.

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