domingo, 9 de diciembre de 2012

MEMORIAS GRIEGAS: El mensaje de Lord Byron

 Varios famosos graffiti en una columna del Templo de Poseidón en el Cabo Sunion, al sureste de Atenas (Grecia).
Foto: Carmen del Puerto.

Me había dejado un mensaje en aquella columna del templo de Poseidón en el Cabo Sunion, ignorando que otros harían lo mismo, aunque no con su esmerada caligrafía. Era tan romántico, que no valoró las consecuencias de su sacrilegio: mármoles heridos por su falta de respeto y por tantos viajeros que, como él, inmortalizaron su propio nombre en aquellos impresionantes restos arqueológicos. Por tanto, yo no sabía si amaba al gamberro del graffiti, que se redimió dedicándole unos versos a las islas griegas, al poeta errante de apasionada rima, al libertino, incestuoso y sodomita, o al revolucionario, que defendía causas en cualquier parte del mundo: a los españoles durante la invasión napoleónica, a los pueblos americanos en su emancipación de la metrópoli o a los griegos liberándose del yugo otomano. Lord Byron era mucho más que un nombre grabado en piedra.

POEMA DE LORD BYRON
Fragmento de “Las islas de Grecia” (1821) en Don Juan. Canto III, LXXXVI, 16

“Place me on Sunium’s marbled steep,
Where nothing save the waves and I
May hear our mutual murmurs sweep;
There, swan-like, let me sing and die.”

“Llevadme ante el marmóreo farallón de Sunión,
donde nadie salvo yo mismo y las olas
pueden oír nuestros murmullos mutuos;
allí, como un cisne, dejadme cantar y morir”.)


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