Estela en el Atlántico.
Foto: Carmen del Puerto.
Los que tenemos cierta edad debemos mucho a los
cantautores españoles más atrevidos y de larga trayectoria musical. Miguel Ríos
cometió el sacrilegio de grabar en 1970 el Himno a la alegría, escandalizando
al purismo más dogmático. Se trataba de una adaptación del último movimiento de
la Novena Sinfonía de Beethoven que
arregló y dirigió el argentino Waldo de los Ríos, denostado precisamente por
hacer versiones pop de grandes obras de la música clásica. Luis Eduardo Aute,
filipino que pasaba por aquí, nos
dejó rosas en el mar -al alba y a las cuatro y diez-, sin pedirnos nada a
cambio -¡Aleluya!- y advirtiéndonos
sobre este mundo absurdo que no sabe a dónde
va. Aprendimos a ser irreverentes con Joaquín Sabina, Javier Krahe y Alberto
Pérez, los honorables padres de La
Mandrágora, el satírico álbum que grabaron a comienzos de los ochenta en el
sótano del bar madrileño del mismo nombre. Tampoco se quedaron atrás Ana Belén
y Víctor Manuel, cantando juntos o por separado en la Transición, abriendo y cerrando
la muralla. Pero la osadía de Joan Manuel Serrat fue más allá, poniendo voz y música
a los versos de Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico
García Lorca, León Felipe, Pablo Neruda y Mario Benedetti, entre otros. Una
deuda como ésta no se puede condonar, por muchos agradecimientos y entradas que
dedique en el bazar de la Retórica a estos grandes maestros, grandes artistas.
“Caminante,
no hay camino”
(Extracto de Proverbios y Cantares)
ANTONIO MACHADO
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
“Cantares”, de Joan Manuel Serrat:
“Adivina, adivinanza”, de Joaquín Sabina,
Javier Krahe y Alberto Pérez:
“Himno a la alegría”, de Miguel Ríos:
“Aleluya nº 1”, de Luis Eduardo Aute:
“La muralla”, de Ana Belén y Víctor
Manuel: